A MAYOR PERSECUCIÓN, MAYOR FE

A MAYOR PERSECUCIÓN, MAYOR FE

En estos tiempos modernos donde, por desgracia, la fe cristiana ha sufrido los embates directos de sus enemigos causando un ateísmo y anticristianismo crecientes, es cuando los católicos debemos consolidar la Fe que perennemente la Iglesia nos ha enseñado. Es el mejor momento para defender los dogmas, la moral, los Sacramentos y el culto que Nuestro Señor Jesucristo heredó a su Iglesia, aún cuando dentro de ella, haya quienes promuevan adaptar la doctrina al mundo laico y liberal en el que vivimos.

También debemos fortalecer nuestra fe ante los ataques externos que la Iglesia Católica recibe de políticos izquierdistas imbuidos de prejuicios marxistas en contra de la religión. Porque, en sus delirios de poder, creen que el Catolicismo amenaza sus dictaduras, como es el caso de Daniel Ortega en Nicaragua. Aun cuando se trata de Obispos, Sacerdotes o medios de comunicación que sólo se dediquen a velar por las necesidades espirituales de sus fieles, los gobernantes ex sandinistas los persiguen y expulsan de la manera más arbitraria. Lo mismo ha sucedido con religiosas que viven enclaustradas en sus conventos y que sólo se dedican a la oración, en medio de la pobreza. ¿Qué amenaza puede representar a la dictadura la Congregación de las Clarisas? Apenas contaban con menos de dos décadas de haber recibido personalidad jurídica, cuando en mayo de 2023 les fue cancelada. Y hace unos días, de manera abrupta, como suelen hacer los dictadores, exigieron a las monjas dejar sus propiedades, llevándose sólo muy pocas pertenencias, y salir del país.

Recuerden que la Izquierda siempre va a ser anticristiana. Que lo vean claro todos los países víctimas de esta clase de gobiernos que hoy se enmascaran de "democráticos" o de "socialcristianos". Los marxistas, como su fundador, odian a la religión. Claro que hoy existen para ellos otros intereses para perseguir a la Iglesia, como son el poder, el dinero, el lavado de dinero o el tráfico de estupefacientes o de personas.

Esta persecución anticatólica no debe de espantar a los católicos. Profesar la fe de Cristo, cuya esencia es la participación de la Cruz de Nuestro Señor, conlleva, sí el gozo por la Verdad y la Bondad, pero también el sufrimiento por la persecución; igual que N.S. Jesucristo la padeció. Y antes de que lo crucificasen, previno a sus Apóstoles que serían víctimas de las asechanzas de sus enemigos: Dichosos seréis cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando dijeren mintiendo todo mal contra vosotros, por causa mía. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos… (Mat. 5, 11-12). Y lo confirmó en el Sermón de la Montaña: Dichosos sois cuando os odiaren los hombres, os excluyeren, os insultaren, y proscribieren vuestro nombre, como perniciosos, por causa del Hijo del Hombre (Luc. 6, 22).

¡Ánimo, católicos! Si hoy profesamos la verdadera Fe por Gracia de Dios, es porque por veinte siglos, muchos han sufrido el martirio, unos lento y largo, mientras que otros, breve y violento, dando sus bienes o su vida por un Dios de quien todo lo hemos recibido.

La virtud de la Fortaleza, es decir, la animosa y constante paciencia, tiene su más alta expresión en el martirio. Éste es un don especialísimo que Dios concede quizá a los que lo merecen: a los que poseen un corazón generosísimo y una Fe a toda prueba, que a su vez, sólo viene de Dios y la da a quien la busca.

Pidamos a Dios que aumente nuestra Fe y, aunque no merezcamos la palma del martirio, al menos alcancemos a vivir y morir totalmente fieles a Cristo y a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que ya es mucho decir.