¡AGUAS CON LOS APÓSTATAS!
¡AGUAS CON LOS APÓSTATAS!
La consecuencia de la relajación moral y espiritual de los bautizados es la apostasía ... ¿Y qué es eso de la apostasía? Ni más ni menos que la claudicación total de tu ser cristiano. Resulta que muchos alegan que eran muy pequeños y que no tenían conciencia al ser bautizados, que es donde te imprimieron en el alma tu filiación divina y que, por lo tanto, no tienes "vela en el entierro".
De esta manera tan simplona justifican su renuncia al valor supremo de la herencia, de haber tenido unos padres cristianos que a tan temprana edad y temiendo una muerte prematura te signaron como hijo de Dios. El don de tan digno Sacramento les fue conferido a tus padres para así blindarte del temor que surge de irte a la otra vida sin el boleto de entrada al paraíso.
El Bautismo es el Sacramento vital en la vida que te garantiza el Cielo si llegaras a él anticipadamente, por lo tanto, nada manchado ni por asomo, entrará a la Beatitud eterna. Es por eso, que el agua lustral te lava la mancha heredada de nuestros primeros padres: el pecado original, transmitido a la humanidad desde entonces a través de la herencia. Un recién bautizado queda más limpio que un diamante de incalculable valor y queda tan limpio como un Santo canonizado, tan solo por los méritos de Nuestro Salvador, que pagó en el patíbulo los pecados de todas las generaciones.
Además, si el bautizado tiene 24 horas de haber nacido o 40 años de haber arrastrado una vida de desvíos, en el momento de recibir el Bautismo quedan más blancos que la nieve, más hermosos que los ángeles.
A este privilegio es a lo que renuncia el apóstata, el que voluntariamente reniega de los beneficios de la salvación y a su inscripción en la Iglesia de los Santos.
Es un paso que dan por petulancia intelectual, porque lo han convencido de que Dios, la Iglesia y el mundo espiritual es una farsa que ha inventado el hombre para satisfacer una inseguridad existencial.
Utiliza los argumentos del demonio que son tan viejos como él. Las nuevas ideologías han actualizado estos argumentos, haciendo primero que pierdas el temor de Dios, un don para sobrevivir a las tentaciones y sugerencias del demonio. Y luego, todo lo que trae consigo: la pérdida del respeto a tan glorioso don. A partir de ese momento en que el diablo te abre las puertas al pecado sin límites, éstas renegando de tu heredada Fe ... y perdido para la eternidad.
¡Qué triste es ver perderse un alma! Y más triste es verla renunciar a su herencia con la desfachatez de ir a donde fue bautizado a exigir el acta correspondiente para quemarla en público.
... ¡Más le valdría no haber nacido!