CRUCES QUE CARGAR
CRUCES QUE CARGAR
Durante la Cuaresma y en especial en la Semana Santa es cuando se siente el peso y el filo de la Cruz. El ambiente de la Cuaresma, quieras o no, te predispone a hurgar en tus recuerdos y de pronto entras en un estado reflexivo de autoexamen.
La juventud es menos receptiva a los de edad más avanzada, pero algo se filtra en el ambiente y si tienes un poco de sensibilidad y percibes en los recuerdos del catecismo el eco de los rezos, las austeras prácticas de pasadas cuaresmas como el simple hecho de acentuar en el menú de los viernes los mariscos y pescados, te trae a la mente ¿por qué abstenerse de comer carne? … Si lo investigas, te das cuenta, estos días son diferentes al resto del año.
Al católico practicante, le queda claro que la Cuaresma es un tiempo de reflexión, arrepentimiento y ayuno para prepararse espiritualmente a los acontecimientos de la Semana Santa.
Esto te hace pensar y caer en cuenta que tú, católico practicante, y hasta los tibios, deben de cargar la Cruz con la cual te unes a Cristo en su Pasión.
Los que cargan un gran costal de pecados, se afanan por aligerarlo con la Confesión … pero es inevitable cargar la Cruz de las culpas, del rencor, la envidia, la ligereza y la inconstancia … hasta recibir el perdón, en el tribunal de la Confesión.
Hay quienes cargan con la cruz de la incomprensión y estos filos calan profundo en el alma y en el corazón.
Este sufrimiento moral, es una punzada espiritual en nuestros afectos … si antes te cansaban los desvelos, en este tiempo te cansa el dolor … no porque tengas la culpa, sino porque te creen culpable; el chisme, el comentario bajito y la perspicacia en el comentario, hunden el filo de la cruz en el hombro, ya de por sí adolorido por el diario esquivar de la murmuración. Esta cruz hay que cargarla con la esperanza de que la gente cambie o te alejes del entorno.
En fin, el dolor del alma … ¡sí que duele! …
Hay otras tantas cruces como circunstancias en la vida … Unas muy dolorosas son enfermedad del cuerpo, por ejemplo, el que padece un cáncer doloroso y terminal, pero que entiende que Dios ha sido muy bueno porque le da la certeza de la muerte y a la vez, la oportunidad de corregir en vista a su destino eterno.
Otros más, cargan la cruz de la preocupación financiera (casi todos), más, en este tiempo de políticas erráticas; no hay certezas ni estabilidad económica y este filo de la cruz, te mantiene en vela.
Pero, una de las más dolorosa, es sin duda cuando cargas tú o alguno de los que más amas, el filo de las adicciones, ya sean drogas, alcoholismo, dependencias afectivas o alimenticias. Éstas si que inflaman el hombro …
En fin, hay cruces con filos múltiples y son aquéllas que cargas con uno o varios de estos filos, y que penetran y sangran en el alma. Hay quien ni se da cuenta de que cargan una cruz, aquéllos que el dolor se lo atribuyen a la genética, a la mala suerte o a la edad. No hay duda de que, tengas fe o carezcas de ella, no puedas evitar cargar tu cruz. Lo mejor es, sin duda, darte cuenta y encontrar como aligerarla o cargarla sin tanto dolor.
Sólo Dios sabe tu participación en eso de cargar la cruz … ¡caras vemos, cruces no sabemos!
¡Dios mío … dame fuerza, paciencia y resignación para compartir el camino de mi cruz … al camino de tu Cruz, que has recorrido para salvar a quien quiera ser salvo!
Amén.