¿DIOS ES EL UNIVERSO O DIOS CREÓ EL UNIVERSO?

¿DIOS ES EL UNIVERSO O DIOS CREÓ EL UNIVERSO?

Nos da gusto el saber que un científico llegó a conocer la existencia de Dios precisamente a través de la ciencia. A este científico en cuestión, lo hemos visto en algunos programas que se difunden en canales independientes en la Internet. La primera vez que lo vimos, hablaba de los grandes descubrimientos científicos que nos permitiría alcanzar la puesta en operación del Telescopio Web.

En esa primera ocasión trataba el tema sobre los límites del universo, y lo enlazaba con el tema de su origen. Declaraba, en palabras que me parecieron honestas, que la ciencia no podía explicar cómo se creó el universo. La ciencia sólo podía explicar algunas cosas que sucedieron una vez que el universo ya estaba hecho, es decir, ya estaba creado. Pero antes, y más allá de esos límites, no había respuestas que pudiera aportar la ciencia física o astronómica.

En otra ocasión, durante otro de sus programas, surgió una pregunta expresa de alguno de los seguidores de su canal, que le preguntó si creía en Dios. Su respuesta fue sí, pues el universo funciona con leyes que no podían explicarse por sí mismas, como la velocidad de la luz, los fenómenos de fusión y fisión nuclear, el nacimiento y declive de las estrellas, y en general, el movimiento todo del universo. Estas leyes nos permitían conocer las distancias, la densidad y consistencia de los planetas y estrellas, y predecir algunos fenómenos astronómicos, como el paso de los cometas cerca de la tierra, las alineaciones planetarias, y muchos otros fenómenos, que ya han sido estudiados desde la antigüedad.

Entonces llegaba a una conclusión, si bien positiva en cuanto al hecho de reconocer la existencia de una Inteligencia que dio origen y gobernaba el universo, errónea en cuanto a su manera de interpretarlo: afirmaba que Dios era el universo. Según su opinión, la inmensa maquinaria que gobierna este universo hacía pensar que todo cuanto existe es parte de Dios. Llegó, aceptando una premisa verdadera, de que no podría existir el universo sin Dios, a una conclusión falsa: Dios es el universo. Y así sostiene una visión panteísta, donde todos y cada uno de los seres que conformamos este universo, somos partes de Dios; además de los que una vez fueron y los que están por venir. Aquí se equivoca. Veamos el porqué.

Siguiendo su propio razonamiento en cuanto que el universo está gobernado por leyes tan perfectas que no puede haber una explicación satisfactoria más que la existencia de Dios, ahora tendríamos que preguntarnos: si Dios es el universo, ¿entonces el universo es eterno? Las observaciones científicas nos demuestran que todo lo que un día empieza a existir, tarde o temprano dejará de hacerlo; es decir, morirá, terminará. Si aplicamos este principio al universo, como algo que no existía y ahora existe, algún día dejará de existir. ¿Entonces Dios morirá? Esta es una tesis contradictoria. O el universo es eterno o fue creado. Si fue creado, entonces tiene que haber una Inteligencia, o un Ser poderoso que lo haya creado, pero que no está sujeta al tiempo: un Ser eterno. Por otra parte, Dios no puede ser el universo porque éste es finito. Si está determinado en cuanto a sus límites, no podemos explicar ni lo que hay más allá de sus límites, ni siquiera cómo es que se establecieron éstos. Tiene que haber un Ser infinito.

Cierto es que no se pueden explicar estas leyes tan complejas y perfectas que gobiernan el universo sin la existencia de un Ser superior, pero no puede ser que ese Ser superior haya aparecido de pronto, de la nada. La nada, nada genera, nada crea. Necesariamente se requiere un Ser distinto y anterior al universo. Necesitamos a un Dios eterno e infinito.

Posiblemente lo que esté dificultando a este científico en cuestión, son los métodos inductivos con los que trabajan las ciencias físicas, en los que, a partir de observaciones concretas, particulares, se puede llegar a una conclusión general, pero siempre falible. Es imposible que observemos todos los casos particulares para tener certeza absoluta de una verdad. Con este método científico sólo podemos llegar a conclusiones, si bien válidas, siempre perfectibles.

A este científico del que hemos estado hablando le ha hecho falta la Revelación, las verdades reveladas por Dios a los hombres, que son verdaderas de manera absoluta por que las ha dicho un Ser perfecto. Entonces sí podríamos utilizar como base de cualquier explicación un método deductivo, que nos permitiera derivar, de esas Verdades Reveladas, las verdades particulares. Y solo así podemos explicar no sólo el origen y los límites del universo sino, además, muchas otras verdades que explican sus fines, y quizás lo más importante, el papel del hombre en la creación.