¿DÓNDE QUEDÓ, OH MUERTE, TU VICTORIA?

¿DÓNDE QUEDÓ, OH MUERTE, TU VICTORIA?

La meditación entorno a la muerte es una práctica eventual, ya que sólo se ejercita cuando hiere a una persona cercana de nuestro círculo familiar, de amigos o conocidos.

La muerte es esa entidad misteriosa que atenta contra nuestra naturaleza biológica. Es temida porque se ha perdido su sentido; los ateos y liberales le temen porque la han desterrado de su pensamiento. Causa pavor por el miedo que provoca, por el misterio que encierra, por el fin que nos espera.

Los que han viajado a Guanajuato y hayan visitado a "las momias" deben de haber leído la sentencia escrita a la entrada: "Como te ves, me vi, como me ves, te verás" ... ¿Escalofriante verdad?

Pero la verdad, está muy lejos de eso ... Nosotros los católicos, vemos a la muerte, como parte de la vida, como el término de una etapa ... como el boleto necesario para ir al Cielo.

Si, al Cielo prometido, el fin de nuestras carencias, el fin del sufrimiento y la beatitud descrita en nuestras creencias.

¡La muerte no existe! ... sólo fue un medio de castigo para los descendientes de Eva ... pero Jesús nos rescató de sus fauces para asegurarnos el Cielo. Su dolorosa Pasión, pagó por todo ... Todo un Dios recibió el castigo que merecemos y con ello quedó saldada cualquier deuda por la desobediencia. El resto depende de nosotros, vivamos su doctrina, enamorémonos de su discurso en el Monte de las Bienaventuranzas, vivamos a plenitud nuestro bautismo y de seguro al cerrar los ojos en el último segundo de la vida, los abriremos para contemplar al Creador de tanta Bienaventuranza.

Los que no creen, los que rechazan la Redención, los malvados, los mentirosos y como dice San Pablo: "No os hagáis ilusiones, Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, heredarán el Reino de Dios". (1 Corintios 6).

Si de alguno de estos síntomas padeces ... date prisa para su cura, porque son mortales por su naturaleza. La medicina ideal es el arrepentimiento en el tribunal de la penitencia, ahí de seguro te perdonan ... y luego no caer, y si caes, levántate y vuelve al tribunal, así hasta que llegue tu hora y asegures el boleto.

        ¿" Dónde quedó, oh muerte, tu victoria"? (1 Corintios 15:55)