EJEMPLO DIVINO
EJEMPLO DIVINO
La vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, es un modelo de vida, lo quieras o no.
Si lo aceptas con humildad, aceptando Sus leyes y Su doctrina, vivirás bajo el temor de Dios, y la vida dará fruto aquí en la tierra para ganarte el Cielo. La moneda para esta compra es la Obediencia, que es la inversión más redituable porque es pago de un rendimiento descomunal.
Si, en cambio, optas por rechazar esta oferta, y te unes a la legión de sus enemigos, igualmente sufrirás, pero sin la esperanza del deber cumplido y desperdiciarás en el mundo los talentos que Dios te ha dado.
La Iglesia, como institución divina, al igual que los hombres, sufrirá de la misma manera que su Divino Fundador, pero al final saldrá triunfante con el resto fiel.
Así como Jesús fue el Obediente por excelencia, así debemos ser con nuestra Santa Madre la Iglesia; así como Jesús trabajó en el mundo y encalleció sus manos haciendo arados, así debemos trabajar para el sustento diario; así como cumplió su deber de hijo con sus padres, y como ciudadano ejemplar, así debe ser nuestro caminar en la vida comunitaria: pasar desapercibido de la riqueza, la gloria y el poder, como Nuestro Señor Jesucristo lo hizo.
Llegará el tiempo de la prueba, y todos tenemos que sufrir la incomprensión, la injusticia, el odio y el rencor, la violencia y la pasión... es inevitable. En la vida hay momentos en los cuales debemos enfrentar estas circunstancias del malvado... y debemos ser fuertes... "pero no se haga Mi voluntad sino la Tuya".
Para algunos elegidos, el martirio será el boleto al Cielo, pero para la gran mayoría, su boleto al más allá será la enfermedad o el resultado de tus vicios... pero ¡igualmente sufrirás!... No hay forma de evitarlo... pero si unes tus dolores a los de Cristo... gozarás aún en el sufrimiento. El mejor bálsamo para las heridas es conformarte con Jesús en Su Pasión... éste fue el precio de la desobediencia.
Todos los que quieren hacer el Cielo en la tierra, acaban defraudados. Todos los que quieren hacer de este mundo su morada, acabarán desilusionados. La verdadera patria no está aquí, está arriba de tu mirada.
Todo esto no es una visión conformista del ser cristiano. Si tienes como Jesús, Sus sentimientos, tienes que ser Profeta: anunciar y denunciar como lo hizo Jesús. Él, ante la injusticia, no bajó la mirada, antes bien, lo denunció y eso le costó el patíbulo.
El deber es el deber, aun a costa del sacrificio de la vida... ¡Total! ¡Es tan corta y el dolor dura tan poco!
En cambio, el premio a la fidelidad es exorbitante: por una acción de a peso, ¡recibirás billones! Esto es un decir... ustedes entienden.
Jesús lleva casi 2000 años que resucitó en Su Cuerpo glorioso, un Cuerpo que no está sujeto ni al frío ni al calor, ni al oxígeno del aire, ni limitado por el espacio, ni la enfermedad. Él reina con miríadas de Ángeles en el Cielo, y todo es beatitud, libando a diario el néctar de la Caridad.
Seamos buenos cristianos, como Dios quiere. Nuestro Padre Celestial quiere que su Amado Hijo esté reinando con sus demás hijos en un Reino de Justicia y Libertad. ¡Amemos a Jesús!
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL