Se dice desde hace mucho tiempo que, al final de los tiempos, el diablo andará suelto.

Si hacemos una reflexión del diario acontecer, deducimos por lógica básica, que parece que así es.

¿No es acaso diabólico conjurarse para fabricar un bicho en laboratorio para acabar con una parte de la humanidad?

¿No es acaso diabólico tratar de destruir la Iglesia Católica por odio a su Fundador?

¿No es acaso diabólico acabar con las economías para provocar una pobreza universal?

¿No es acaso diabólico utilizar a las mujeres para acabar con la generación de reemplazo por medio del aborto?

¿No es acaso diabólico confundir a las conciencias acerca de la naturaleza, aseverando que hay más opciones sexuales que las de hombre-mujer, de acuerdo a la percepción de cada quién?

¿No es acaso diabólico concebir a la nueva humanidad como un ente sin historia, ni costumbres, sin nación y sin arraigo?

¿No es acaso diabólico concebir este plan, sólo con el afán de despojar a los ciudadanos de su mente y sus pensamientos con el fin de quedarse con su herencia?

Definitivamente, todas estas propuestas las ha inspirado el diablo y sus esbirros y corifeos. Las ponen en práctica sin temor, sin dilación, sin cansancio y sin vergüenza.

Mantente alerta, vigila y estate dispuesto a rechazar las propuestas del infierno... ¡Atrévete!

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL