EL ROSARIO: LA ARMADURA DEL CATÓLICO

EL ROSARIO: LA ARMADURA DEL CATÓLICO

Como dice una de las frases icónicas del célebre estratega militar, Sun Tzun, en su manuscrito El Arte de la Guerra: "Las ruedas de la justicia giran lentamente, pero giran bien". Es decir, la Justicia llegará tarde que temprano.

A pesar de los ataques continuos que recibimos los católicos hoy en día, en los que "desacreditar, deshonrar, y trangiversar" son las formas que el enemigo utiliza para confundir, desalentar, disminuir la fe, la esperanza y la caridad entre los seres humanos y sobre todo, normalizar su presencia mediante falsas ideas que van en contra de el orden y mandamientos establecidos por Dios, no surten efecto en aquéllos que luchan por mantenerse en Gracia, rezando a diario, el Santo Rosario, confiados en las palabras dichas por la Virgen María en Fátima, a los pastorcitos el 13 de mayo de 1917: Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra.

Con razón, decía San Antonio María de Claret: La devoción al Rosario, después de la Santa Misa, es la más provechosa.

Un ejemplo de que esto se cumple y es real, es la paz que se mantiene en los corazones de los atribulados que confían en la intercesión de la Virgen María y rezan el Rosario ante sus necesidades y batallas particulares. Ahora imagina lo que Nuestro Señor Jesucristo, por la petición de su Madre, la Santísima Virgen María, hará cuando se unan las filas de su Iglesia militante a implorar con verdadera fe, para que sus Sagrados Corazones que tanto nos aman, ya no sean ofendidos directa o indirectamente por sus propios hijos y por el enemigo.

Vemos con preocupación, que cada vez son más claros los ataques contra los católicos, como lo que pasó en los Juegos Olímpicos 2024 en París, y hago hincapié "católicos", no "cristianos", "protestantes", "testigos de Jehová" o cualquier sistema de creencias que digan que se haya desprendido de Nuestro Señor Jesucristo, porque en este caso, lo que atacaron fueron los dos sacramentos que el mismo Dios hecho Hombre, nos dejó para poder ser salvos : el Orden Sacerdotal, que dio inicio a su Iglesia, y su presencia real en la santa Eucaristía.

Y a pesar de esta gran ofensa … ¡parece que reina la indiferencia!

Otro ejemplo de este mal, lo vemos lamentablemente, en el exterminio de pueblos completos, como en Gaza, donde nuestro prójimo, al que debemos amar como a nosotros mismos porque Dios así lo quiere, sufre lo indecible, y esto, ya no afecta a muchos de los corazones que están a distancia y sabiendo lo que sucede muestran total desinterés, porque el enemigo los atrapó con la indiferencia.

Así que, para quitar esa insensibilidad, apatía y soberbia que el demonio inspira, que a veces no nos deja ver con claridad y nos hace caer con más facilidad en el pecado y, por lo tanto, cuesta más obtener méritos para llegar al Cielo … ¡Pongámonos la armadura del Rosario en nuestro corazón! … Y sosteniéndolo entre nuestras manos, utilicémoslo como el arma más poderosa que Dios nos dejó para los embates contra el enemigo; así como lo hizo David contra Goliat, utilizando su honda y piedras, que anticipaban al Rosario como arma predilecta para combatir a los enemigos Dios y del alma.

La Virgen María nos ha dejado al Rosario como el remedio para los combates particulares y sociales. Por eso, la importancia de unirnos en oración, sumándonos a algún apostolado mariano como la Cruzada Cordimariana, El Ejército Azul, Sociedad San Andrés, Rezo del Rosario en Familia, Militia Immaculatae, Varones por la Reina, Acción Católica, Milagro por México, etc., … Y así, cuando la Divina Justicia se haga presente, poder decir … ¡hemos dado la batalla, rezando el Santo Rosario!