EL SUPREMO MAESTRO

La palabra maestro se entiende como la persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo.

¡Bueno … es una forma de definirlo! … pero el verdadero maestro, es aquél que te enseña valores y virtudes para que te conduzcas en la vida productiva, con honradez, ética y una moral intachable … para que después de años de trabajo, te sirva de visado al Cielo.

Sí … el objetivo en esta vida es que el medio que te dé la subsistencia, sea el medio para llegar a una eternidad feliz.

De esta forma, trabajar te sirve para dos propósitos: ganarte el pan … y la otra vida. O sea, el trabajo (que es al que más horas al día le dedicas) sea también tu tabla de salvación.

Ya aclarado esto … es necesario que la enseñanza de cualquier disciplina lleve una carga de doctrina y principios del Evangelio … que te ofrezca, la forma correcta de desempeñar cualquier oficio en la vida … y de paso ganar la Gloria.

Es claro que, trabajamos y trabajamos sin tener a Dios en nuestro horizonte … y el tiempo para dedicarle a Él … es poco y de mala calidad … es por eso que, una buena enseñanza es combinar el esfuerzo y los preceptos divinos … es decir, aplicar la Doctrina, el Decálogo y los consejos de Dios … para que todo marche sobre ruedas … con caridad, responsabilidad y humildad; que tus compañeros, sean como tus hermanos y que juntos tengan el mismo destino.

No en balde … el Maestro con mayúscula es Jesucristo … sí, el del Evangelio … el Maestro por antonomasia.

Si aplicamos sus consejos a nuestros trabajos, relaciones sociales y familiares, no habría problemas entre ellos.

¡Él es el verdadero Maestro! … y los que no lo incluyen en sus enseñanzas y su cátedra, sólo son profesores que se limitan a la ciencia, al arte o a los oficios … sin importar, lo más importante: la salvación … y creo, que importa más que el desempeño técnico de tu trabajo.

Maestro, sin contar la materia, … ¡enseñen virtudes y valores! que eficientarán tu trabajo en la vida y te hará ganar la Gloria en la otra.