JESÚS ES DESCLAVADO Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
13ª ESTACIÓN: JESÚS ES DESCLAVADO DE LA CRUZY PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
María guardaba todo esto en su corazón.
(Lc. 2,19)
Mi Jesús, tiene sueño,
por el camino se me durmió
tres veces el pobrecillo.
Hijito, duerme, duerme,
que en esta noche,
no habrá quien te despierte.
De mañanita, llorando,
por los caminos del cielo,
salió mi niño a buscar
su rebaño de corderos.
Todos andaban perdidos
entre los barrancos negros....
En un bosque de alaridos
y brazos en alto tensos,
entró mi Niño temblando
de soledad y de miedo...
Las flores eran de sangre,
las ramas eran flagelos,
las maldiciones volaban,
como pájaros, al viento.
¡Era tan largo el camino,
estaba el aire tan negro,
que mi Niño se cayó
tres veces en el sendero;
y cuando a los ojos de agua
se acercó a beber sediento
le dieron a beber mirra
aquellos crueles veneros!
Por fin se subió mi Niño
sobre las ramas de un cedro
por ver si de las alturas
divisaba sus corderos.
Su séptuple canto
triste rodó por el universo.
Como un gorrioncito herido
-todo púrpura su pecho-
quedó dormido mi Niño
sobre las ramas del cedro;
las nubes le acariciaban
con devoción los cabellos..
Dormidito lo encontraron
en el camino del cielo,
y dormidito, a mis brazos,
de noche, me lo trajeron.
Tiene en sus pies dos claveles,
y en sus manos dos luceros
y en su Corazón un sol
tres veces santo y abierto.
Hijito, que entre mis brazos
yaces cansado y deshecho,
duérmete sin ansiedades
por tus perdidos corderos.
En esta noche de luna
los has juntado en el cielo;
por la inmensidad azul
vagan cándidos,
paciendo entre rosas inmortales
y remansos de luceros.
Innumerables y puros,
como los copos de invierno,
de todos los horizontes
ascienden al firmamento
Cuando la luz te despierte
ya sin dolor y sin sueño,
¡oh cómo habrás de alegrarte
por tus hallados corderos!
Hijito, que entre mis brazos yaces
desnudo y deshecho,
sigue durmiendo en la cuna
de mi amor y de mis besos....
Estos besos son los últimos
pero mi amor es eterno.
Sigue durmiendo en mis brazos,
aunque sabes que tu sueño
es espada de dos filos
que me traspasa por dentro...
Duerme que, para velarte,
está mi dolor despierto.
Mi Jesús tiene sueño,
por el camino se me durmió
tres veces el pobrecillo.
Hijito duerme, duerme,
que en la alborada vendrá
la luz divina que te despierte.