¿LA RELIGIÓN CRISTIANA ESTÁ EN DECADENCIA?

Esta pregunta no admite una respuesta sencilla, pues implica diferentes puntos de vista para su análisis y respuesta. Al menos tenemos que considerar un enfoque sociológico, uno eclesial y otro doctrinal.
Desde la perspectiva sociológica y a nivel mundial, evidentemente la religión cristiana, en todas sus vertientes (católica, protestante, ortodoxa) está en un descenso en cuanto al número de adeptos. Actualmente se calculan alrededor de 1,300 millones de cristianos, pero la cifra está en continuo descenso. En el 2015 los cristianos representaban el 31.2% de la población mundial, mientras los musulmanes, el segundo grupo más numeroso, tenían una presencia de 24.1%[1].
Pero el Islamismo está en un crecimiento acelerado. Tanto así que se estima que, en la segunda mitad de este siglo, será ya la religión con más adeptos en el mundo[2]. Y es que cada país donde triunfa un gobierno musulmán, inmediatamente el Islam se convierte en la religión oficial de la nación, relegando o suprimiendo a todas las demás. Esto no sucede en los países donde los gobernantes son católicos.
También es un problema demográfico. Las naciones cristianas tienen un déficit poblacional: cada vez nacen menos niños en estos países, lo que ha provocado un desequilibrio social, pues hay muchos adultos y ancianos, de tal forma los fallecimientos superan al número de nacimientos. Naturalmente, el número de cristianos disminuirá. Por su parte, en las naciones musulmanas, el crecimiento poblacional en muy alto, nacen muchos niños, muchos más de los habitantes que fallecen.
Desde la segunda perspectiva, la eclesial, es innegable que las iglesias cristianas están en crisis, una crisis que afecta todas las esferas de la vida de la Iglesia. Esta crisis afecta especialmente a la Iglesia Católica. Sobre ésta centraremos nuestro análisis. Son muchas las causas, pero intentaremos señalar algunas de las más importantes:
- Abandono de la Iglesia. Numerosos católicos están abandonando la iglesia. El principal motivo es la pérdida de la fe. Esta pérdida se relaciona directamente con una deficiente catequización por parte de los padres de familia y del clero, y una gran confusión reinante respecto a lo que debiera enseñar la Iglesia.
- Reformas inapropiadas. A partir del Concilio Vaticano II se quiso "modernizar" a la Iglesia, pero lo que ha resultado es una verdadera catástrofe, pues se han introducido errores que por décadas previnieron los Pontífices anteriores, identificados como las herejías modernistas. Actualmente, tenemos un buen número de errores doctrinales que se propagan con visos de legitimidad, como ejemplos: el que todas las religiones son iguales ante Dios, que no existe el infierno, que todos nos vamos a salvar, que la homosexualidad no es pecado, que el hombre es libre para matar a sus descendientes e incluso para ofender a Dios, etc.
- Confusión en la doctrina. La confusión es extrema. Desde el mismo Vaticano se enseñan doctrinas que van en contra de lo que la Iglesia siempre ha enseñado. Esto causa no sólo desconcierto en la feligresía, sino también escándalo y divisiones dentro de la Iglesia. Además, se han olvidado de evangelizar, el medio necesario para buscar que las almas se salven. Ésta es también una de las causas que afectan el punto anterior: las enseñanzas heterodoxas, confusas o decididamente heréticas, distintas de las que ha enseñado la Iglesia por veinte siglos.
- Tolerancia de la jerarquía sobre la inmoralidad de los sacerdotes y aún de los obispos, y, con mayor razón, de los fieles. Es común que en las noticias diarias se mencione al menos un caso de abuso, cometido por personas que deberían ser los custodios de la pureza y castidad de los católicos.
- Pérdida de autoridad. Nunca como ahora se ha perdido el respeto a las autoridades eclesiales. Nada extraña el que surja eventualmente algún sacerdote o feligrés que acuse de herejía a un obispo, o incluso, al ocupante de la Santa Sede. Como dicen algunos obispos, hay una crisis de magisterio y de autoridad.
Pero en lo que respecta a la Doctrina, aquí no hay problema. Las verdades reveladas desde el Antiguo Testamento, pero sobre todo el Evangelio anunciado por Nuestro Señor Jesucristo, que la Iglesia de Siempre guarda en su Magisterio, se mantienen intactas, incorruptas, perfectas y santas. Estas verdades son eternas. No cambian. Podría, como es el caso de algunas épocas pasadas con el arrianismo, que la mayor parte de los obispos y fieles cayeron en el error, pero siempre habrá, al menos una minoría las que conserva y defiende la Doctrina.
Hablando con claridad, si alguien niega alguna de las verdades reveladas, cae en herejía y con ello, queda fuera de la Iglesia. Las verdades del al Religión Católica se resumen en el CREDO, y de allí se derivan otras verdades más. Pero no pueden cambiar. Ni la máxima autoridad de la Iglesia puede cambiar la Doctrina, porque su tarea es conservarla y transmitirla, no inventar cosas nuevas. Y si lo hace, cae en herejía, con lo que se separa de la Iglesia, y lo que enseña ya no pertenece al catolicismo.
¿Cómo afirmamos que la Iglesia Católica no se equivoca, si arriba se dice que hay ministros de Dios predicando errores o herejías? La respuesta es sencilla; la Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, no se equivoca; los que se equivocan son las personas. Y cuando esto sucede de manera constante y voluntaria, quedan fuera de la Iglesia, por haber caído en la herejía. Y esto sucede inmediatamente, sin necesidad de una condena oficial.
Somos testigos de una "iglesia paralela", que funciona dentro de la jerarquía eclesiástica, pero que ya no enseña de manera completa y firme lo que Dios nos ha revelado en las Sagradas Escrituras y la Tradición.
¿Qué podemos hacer para evitar esta decadencia?
Regresar al verdadero espíritu de la Iglesia y de la Doctrina Cristiana. Preocuparnos por conocerla y enseñarla a quienes dependen de nosotros, especialmente con el ejemplo.
Defender nuestra fe, contra todas las herejías que surgen a través de los siglos, pero principalmente en el siglo pasado, especialmente las referidas a la libertad religiosa y el ecumenismo.
Conservar y dar testimonio de nuestra fe. Defenderla si es preciso, a toda costa. Si conocemos la doctrina, estaremos en condiciones de identificar los errores y combatirlos.
Pero, ante todo, orar y recibir con frecuencia los Sacramentos, que son alimento para el alma; pues nos sirven para ilustrar nuestra inteligencia y fortalecer la voluntad. Sabemos de antemano, por boca de Nuestro Señor Jesucristo, que Él estará con su Iglesia hasta la consumación de los siglos, hasta su Segunda Venida, cuando habrá de juzgar a los vivos y a los muertos. Aunque también está escrito que pocos serán los que se mantengan firmes en la fe, cuando regrese por segunda vez. Pidamos a Dios la gracia de formar parte de este pequeño ejército.
Y no olvidemos a Nuestra Madre, la gran intercesora ante Dios, a la Santísima Virgen María, que ha prometido cubrir con su manto a los que le aman, y que nos ha dejado la mejor arma (después de la Santa Misa) contra la herejía y el demonio: el Santo Rosario.
Regresando a la pregunta inicial, ¿El Cristianismo está en decadencia? Desafortunadamente sí, pero sólo desde la perspectiva sociológica y desde la perspectiva de la estructura eclesial, dirigida desde Roma. Pero no desde el punto de vista doctrinal. La iglesia sigue siendo Una, Santa, Católica y Apostólica. Su doctrina es verdadera y santa.
[1] Fuente: PEW Research Center, 2017.
[2] Religión Digital. 29 de octubre de 2022. El Islam será la primera religión del mundo en 2060. https://www.religiondigital.org/otras-confesiones/Islam-primera-religion-mundo_0_2500849898.html