2000 AÑOS DE SUGERENCIAS

02.05.2024

Durante los primeros años de la Iglesia Católica, la presencia del mal se disminuyó por el auge de la fe.

Veníamos de un mundo que había olvidado las primeras lecciones dadas en el Paraíso. Habían quedado en la memoria, como un conocimiento desarticulado, debido a la dispersión del género humano y la confusión de lenguas en Babel. Es por este hecho, que a Dios se le recordaba como en tinieblas.

Los descendientes de Noé fueron bendecidos por él, menos Cam, que fue maldito y siempre sujeto a la esclavitud, por haberse burlado de Noé. Cuando el mal empezó a corromper a esta nueva re-Creación, vimos al poco tiempo entrar a la perversión. Los pueblos, debido a las malas costumbres y al olvido de Dios, al grado de causar su enojo divino … Sodoma y Gomorra, son el ejemplo de esto, al seguir las sugerencias del demonio, y su trágico final fue ser destruidas por el fuego.

Pocos se libraron de la influencia del mal, la más común, fue que el diablo se erigía como dios y contaminó a la humanidad con un politeísmo desaforado: la totalidad de dioses, tótems y representaciones eran malignas, porque exigían sacrificios absurdos a sus seguidores. En la plenitud de los tiempos, casi todo el mundo estaba pervertido por esta "cultura" de vicio y indecencia. Sólo el pueblo escogido por Dios, descendientes de Sem, conservó el legado y la promesa de un Redentor (el Mesías).

Mientras la humanidad se dejaba llevar por la maldad … la esperanza, se hizo Hombre y la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, surgió como un faro en Belén de Judá.

La manifestación de la maldad más evidente en la Historia de la Salvación fue el mal ejemplo del Sanedrín, envalentonándose para pedir al pueblo la muerte de Jesús, en aquel fatídico y bendito Viernes Santo en el año treinta y tres. Desde entonces, el demonio ya tenía un claro objetivo para sus maldades: la Iglesia fundada por Jesucristo y los cristianos.

Desde el inicio, la Iglesia del pueblo de Dios tuvo que combatir al mal, por eso es Santa, conformada porque Jesús es cabeza de la misma y conformada por pecadores, por nosotros los hombres que conformamos su Cuerpo.

La historia de la Iglesia es un continuo batallar contra el mal y su sugerencia.

El demonio (el mal) ha inspirado con un odio milenario, la descendencia moral de lo que toca, sobre todo, combate el Decálogo Divino entregado a Moisés, esa grande columna de que la Cristiandad. Luego, estimula la parte sensible del hombre para caer en los pecados capitales, pervirtiendo así, a sociedades enteras. Pero la Iglesia, por su ejemplo y su doctrina empezó a desterrar la influencia del Sanedrín entre los pueblos. Ese odio satánico, reflejado en el Talmud judío, no es más que una muestra de su odio por la humanidad que lo desplazó de las preferencias del Creador.

Ha utilizado al pueblo judío como un ariete contra su Iglesia y sus enseñanzas. Las más grandes blasfemias y palabras de odio se encuentran en el referido libro hebreo de normas, dadas por Satán, al expueblo de Dios; es el documento que rige la moral del pueblo, en relación con los gentiles, los no judíos.

Ese hálito de maldad ha sido insuflado por el ángel caído, cuyo objetivo es pervertir la obra de Dios: el hombre y la redención del mismo.

Siempre tras una herejía, una idea subversiva, una perversión moral o un mal pensamiento … está el enemigo de Dios, el demonio. Este odio milenario se dio a la tarea de combatir al hombre y a la Iglesia, y copió, la Institución divina de la Iglesia, en otra institución malvada y paralela, que se llama Masonería. Esta, en especial es la que le toca el pandero del mal en el mundo contemporáneo.

La fe se enfrió entre los católicos y algunas herejías han prosperado, así como muchos cismas y censuras se han propagado … ¡El diablo nunca duerme! Y al católico dormido, ¡la oscuridad lo envuelve!

La Masonería, por así decirlo, es la contra Iglesia, que opone el odio al amor. Siempre será, lo contrario: la Iglesia ama, la logia odia; la Iglesia aclara, la logia oscurece; la Iglesia aprueba un dogma, la logia se opone; la Iglesia salva, la logia te condena.

Y así, en todos las órdenes ordinarias y extraordinarias de la vida, te encuentras con el mandato o la opinión de la logia. Esta institución es la vocera del demonio en nuestros días: controlan las finanzas de los pueblos, la política, los bienes de consumo, las comunicaciones y la prensa.

La oscura Masonería había permanecido semioculta, pero ahora, es evidente; se regocijan de ellos mismos y de sus máximas de "libertad, fraternidad e Igualdad".

Resuenan como un canto universal, en la espera del "mesías de los judíos" (misterio de iniquidad).