8M ¿DÍA DE LA MUJER O DÍA DEL ODIO?

Mentira que el 8 de marzo sea Día Internacional de la Mujer… ¡es el día internacional del odio!
Llevamos años (lustros, décadas), presenciando que las marchas feministas no manifiestan amor, símbolo antonomásico y milenario de la mujer, sino todo lo contrario: odio a todos, a sí mismas ante el privilegio, optativo y libre, de la maternidad y, consecuentemente, odio a Dios mismo y a su Iglesia.
Estamos de acuerdo en que existen y han existido numerosos delitos en contra de las mujeres y que guardan legítimos derechos y resentimientos por lo que reclaman justicia. Estamos de acuerdo en que la mujer reclame un trato respetuoso y justo ante aquello que disminuye o lastima su dignidad como ser humano y, particularmente, por ser mujer. Estamos de acuerdo en que se exija un trato igual, positivo, se supone, al que recibe el hombre en todos sus aspectos pero, ¿existe un derecho al odio?, ¿se puede exigir el derecho de odiar?... Podríamos decir que en el fuero interno somos libres de consentir en ese odio pero en el fuero externo, sólo hay justificación para violentar a otro en defensa propia. Pero los bienes ajenos se respetan, y más los sagrados. Si ha habido impunidad, que se exija justicia al Gobierno. ¿Por qué se lanzan contra los templos católicos?
No es exagerado afirmar que las marchas 8M son una ocasión para pedir justicia y sobre todo, para demostrar el odio que sienten muchas mujeres a la Iglesia Católica debido a la inoculación sistemática de ideologías por parte de la Izquierda atea y globalista.
¿Por qué odian a la Iglesia Católica si es la institución que más respeta a la mujer?... Simplemente porque ella, como Madre y Maestra, promueve que las mujeres imiten a la Mujer más Bendita que ha existido sobre la tierra, la Santísima Virgen María, la Madre de Dios, quien generosamente cumplió con la misión a la que Dios la llamó: ser la Madre del Redentor. La Iglesia Católica bendice a las mujeres que libremente quieren ser madres y formar cristianamente a sus hijos. Por el contrario, el mundo moderno, intoxicado por el anticristianismo, no quiere que la mujer se consagre a la maternidad porque, dicen, ésta coarta su libertad. Entonces, las feministas odian a la Iglesia Católica; la ven como enemiga, odian su doctrina. Y los templos, donde se le rinde culto a Dios y a la Virgen María, "pagan los platos rotos", y terminan vandalizados, robados o quemados.
¿No pasa esto, por desgracia, en muchas ciudades del mundo?... Lo acabamos de ver hace días en la católica ciudad de Guadalajara, Jal., México, donde grafitearon con groserías los muros de la Catedral.
En España, en Oviedo, fueron más allá: a la blasfemia. En medio de la marcha, llevaron en andas una horrible muñeca a la que denominaron "Santina Queer", ridiculizando a la venerada milenariamente Virgen de Covadonga y Patrona de la región de Asturias. A la efigie la mostraron tal como se "indefinen" las irreverentes: como mujer sexualmente no clasificada para mejor expresar su libertad sexual; le colocaron una aureola transgénero (con ambos símbolos se mujer y hombre), y posando sobre una bandera de arco iris, símbolo del homosexualismo, y por si le faltara algo, unas gafas oscuras.
Las que marcharon no se identificaron a sí mismas como mujeres ni como hombres. Son algo así como ser viviente amorfo que sólo saben odiar: se odian a sí mismas porque se rebelan a su sexo biológico, odian al hijo de su vientre porque les limita su libertad, odian a los machos, a los gobernantes machistas; odian a la Iglesia, a la Virgen y a Dios.
Mujer, que ingenuamente te sumas a las marchas feministas creyendo que quieren reivindicar a la mujer, piensa si en verdad el 8M es día de la mujer o día del odio.