DECADENCIA DE LA SOCIEDAD GLOBAL
Los católicos se rascan la cabeza para comprender la acelerada decadencia de Occidente y el por qué unas ideas absurdas y estrafalarias han calado profundo en la juventud global pero, sobre todo, en el Occidente Cristiano.
El perfil moral de nuestra sociedad hasta 1950, era el de una sociedad con valores y coincide con el retiro del censor cinematográfico en los Estados Unidos. Cuando el cine de entonces era vigilado muy de cerca por la sociedad, a través de un organismo censor que tachaba las escenas inmorales desde el texto hasta el celuloide. Hay que considerar que el cine y la prensa eran los medios más influyentes de entonces y obedecían a una guía moral presbiteriana. Su difusión en el mundo libre era básica para formar opiniones y corrientes culturales.
Pero la influencia de la Izquierda, a partir de la visita de Nikita Jrushchov a los Estados Unidos, pronosticó la decadencia moral de Occidente debido a una guerra cultural iniciada en Occidente. Nadie lo toma en cuenta y a 60 años de distancia, la barrera moral de Occidente ha sido derribada y los principios cristianos han sido cuestionados.
El poder y la ambición por el dinero, ha sido la llave para abrir la caja de Pandora de donde han surgido todos los males y pecados del mundo actual.
Desde la era soviética en Rusia, los ideólogos y planificadores de un Globalismo comunista, se dieron a la tarea de hacer planes para vencer la base moral de Occidente que impedía la propagación de esos planes.
Con la agenda de la masonería se dieron a la tarea de ir poco a poco venciendo los "tabús" dicen ellos, que les planteaba el Cristianismo.
En el panorama actual, varias generaciones después de este plan comunista, nos encontramos con una sociedad embriagada de libertinaje, sin freno, ni temores, muchos han desterrado a Dios de sus vidas y sustituido con las tres tentaciones en el desierto.
Han casi destruido a la familia y con ello, el respeto debido a los padres, a sus mayores y a la religión.
Convencieron a las nuevas generaciones de que Dios no existe, que es una fantasía del hombre para aliviar su indigencia, y que lo que ves, es todo lo que existe. Con este principio han desbancado a Dios de su vida. La religión ha pasado a ser un asunto personal y se le ha proscrito de las escuelas y de la sociedad.
Con la visión de que como solo hay una vida, hay que gozarla en extremo, sin límites en el poseer y gozar. La ideología de género es el nuevo catecismo, pero al revés; lo que antes se condenaba ahora es permitido, excesos y crímenes tales, que serían un horror hace décadas. Así es cómo llegamos al aborto, al feminismo, al movimiento LGTB y a arriesgar el futuro, al no poder cumplir con la cuota mínima de la generación de reemplazo.
Europa es un desastre moral y poblacional; y de su amado bienestar, ahora viven con el temor musulmán. Las guerras se han fomentado para reducir a la población, no importa cuántos muertos se suman a diario en varios conflictos bélicos en el mundo.
En fin, esto no es un recuento de los pecados de la sociedad, sino una reflexión para valorar a la cordura.
¿Qué acaso no añoran el respeto a los padres por parte de los hijos, a los ancianos, a la Iglesia y a las mujeres?
¿De verdad se han creído que la justicia divina es una ficción, que, la caridad, el amor y la honestidad han sido proscritos?
Esto es sólo lo que quiere creer el hombre para dar rienda suelta a su concupiscencia, pero la realidad es lo contrario. Tantas ofensas a la Divinidad tienen su precio y la humanidad está cosechando lo que ha sembrado. De ser la creatura más amada de Dios, los hombres se han convertido en demonios que adoran su propia imagen. Aunque pareciera que no, esta generación también es sujeta de misericordia de Dios … si no le hace más caso al hombre que a Dios.
¡Hay que volver a la cordura!