¡LA GRAN SANTA TERESA DE JESÚS! (II)
No porque Dios privilegiara a Santa Teresa con dones tan elevados como la oración mental, inspiraciones, visiones, apariciones, levitaciones, etc., su vida fue apacible, al contrario, fue un perfecto "valle de lágrimas".
Su vida fue activísima, como ninguna. Después de reformar el Carmelo, tanto de conventos femeninos como masculinos para que volvieran a la austeridad de su Regla original, Teresa de Ávila, además de sus rutinarios deberes, se dedicó a escribir varias obras y a fundar conventos por toda España. Esto le acarreó toda clase de enemigos y de problemas administrativos, pecuinarios, eclesiásticos, sociales e, increíblemente, hasta teológicos. La santa Monja, más por celos personales que por motivos doctrinales, fue acusada ante la Santa Inquisición, supuestamente por sostener ideas "heterodoxas".
Ciertamente, Dios probó grandemente a su elegida pero Teresa, siempre enamorada de su Amado, y totalmente confiada a su infinita Bondad, terminó sus días hasta que sus fuerzas, en las batallas por la mayor Gloria de Dios, se extinguieron.
Teresa la grande, la andariega, la enamorada de Dios, será un gran ejemplo de mujer fuerte y santa, como la que ha elogiado las Sagradas Escrituras.
¡Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros!