LA PERLA DE MIS AMORES
Para los hombres y las mujeres que han amado a Dios, más que a sí mismos, Nuestro Padre les dará una sorpresa al final de la carrera.
Resulta que, después de una vida larga y productiva, fruto de una actividad acorde con nuestro gusto, aptitudes y habilidades, después de haber escogido al compañero o compañera ideal para compartir la vida y recorrerla juntos, después de haber formado una familia como Dios manda, educarlos y lanzarlos a la pista de su propia carrera, habiendo cumplido fielmente lo que se considera ser padres responsables.
Después de toda una vida de logros, triunfos y, uno que otro fracaso, nos encontramos al final de la meta, con poco que desear; sólo el bienestar de los hijos y de los nietos, lo demás ya lo hemos vivido, explorado o conocido. El aprendizaje y el conocimiento, la aplicación práctica de valores transmitidos por nuestros padres, maestros y compañeros. Estamos al final sin desear ya casi nada, lo único que anhelamos es dar el último paso, sin dejar pendientes que distorsionen nuestra memoria. En lo humano, haber sabido responder al reto de la familia, con todos sus luces y sombras en la vida y haberla conducido a un feliz relevo generacional, que transmita hacia el futuro los valores y principios que nos dieron, adquirimos y ahora déjamos.
En lo profesional, haber sido parte de una generación excepcional, como no ha habido otra. Cuando iniciamos la carrera, hace ya muchos años, apenas había un teléfono por barrio, el alumbrado público era apenas un foco encendido, la encrucijada de las calles la mayor parte de ellas, eran empedradas y, sólo había una avenida pavimentada: Juárez-Vallarta; recién estrenada y esto le daba un toque de modernidad a Guadalajara.
El centro de la ciudad -casco antiguo- era objeto de remodelación. Había que tumbar lo viejo para modernizarla, desgraciadamente a la distancia muchas joyas arquitectónicas e históricas cayeron bajo la piqueta.
Esos fueron tiempos de cambios … urbanos, y sobre todo ¡de mentalidad!
Pasamos de rancho chico a rancho grande, se multiplicaban los cines para satisfacer la curiosidad de conocer a los ídolos de la radio, ahora en película … Pedro Infante, Jorge Negrete, sólo por nombrar algunos, fueron el medio para dar el brinco: del espíritu rural al cosmopolita.
Se inauguró la central de autobuses, la primera en México también por el gobernador Agustín Yáñez, además de la casa de la cultura, el teatro experimental, se inició el Hospital Civil en "las fresas" donde las aspirantes a torero hacían sus "tientas" … lo terminaron hasta finales del siglo pasado.
El aeropuerto ya había sido trasladado del Dean a su ubicación actual. La colonia americana estaba en su apogeo y en sus calles y avenidas se respiraba paz y tranquilidad.
La estación del tren la volvieron a recorrer de la clínica número 1 del Seguro Social a su ubicación actual … ¡era una delicia viajar en tren! … todo estaba comunicado: Manzanillo, Nogales, Ciudad de México … ¡las vías eran la mejor opción! … en sus vagones Pullman, su restaurant y bar le daban un toque de aristocracia
Todo esto de los viajes en tren se perdió el final del siglo, cuando los políticos vendieron los ferrocarriles a empresas privadas … ¡lo único que querían era dinero! … otros políticos más visionarios compraron autobuses para transportar los pasajeros, qué antes iban en tren y ahí, sigue el freno al desarrollo en todo el país.
En la cuestión demográfica, pasamos de haber 300 mil jaliscienses a un millón, al inicio de la década de los sesenta. Luego vinieron los terremotos de 1985 y la población desplazada del centro del país, se vino a nuestra ciudad. Los indios que conocíamos eran los huicholes, luego se vinieron los otomíes, chiapanecos y muchos del Estado de México … ¡La población volvió a subir! …
Luego, con titubeos hicieron el metro, que era un túnel de norte a sur, dónde circulaba un tranvía, por cierto, los primeros eran desechos de los tranvías de Chicago. Para hacer un paso a desnivel, tuvieron que tumbar hacia arriba y nació la Calzada del Federalismo, para entonces, ya habían derribado el Penal de Escobedo, que es ahora el Parque de la Revolución, que le llaman el "Parque Rojo" … ¿por qué? … no lo sé, en ese tiempo se hicieron también los supermercados, la cadena de los "Morogrega" rebautizado "Maxi" y la cadena de Don Mario y Antonio Hemuda llamado Hemuda. Todos, vaticinaban en ese entonces, que estos acabarían con los changarros o tienditas de barrio … pero, en lugar de desaparecer, se multiplicaron. El barrio perdió su personalidad, antes cada barrio era una comunidad autosuficiente, tenía su mercado, su tienda de vestidos y zapaterías, su molino con tortillería, su venta de hielo, su carbonería, carnicería, pollería etcétera … no tenías que salir del barrio para encontrar casi todo.
Ahora, queda poco de ellos … ¡sólo la fama, el nombre y las tienditas!
Otro fenómeno, es que los templos de los barrios de antes, ¡ahora están desiertos! El comercio (una vocación tapatía) ha invadido y ha desplazado a la gente. Un domingo cualquiera ve al barrio del Carmen a misa y sólo ves de veinte a treinta fieles.
El que vaya al centro en domingo y juzgue a la Iglesia por su asistencia se decepcionará, la vida religiosa ha cambiado y está en las colonias de la periferia en templos improvisados y a medio hacer. Si los desarrolladores de hábitats fueran más listos, ubicarían el centro de sus desarrollos alrededor de un templo, el mercado, cafés y restaurantes y así habría más "cohesión vecinal" y crearían los nuevos barrios.
Otra cosa que ha cambiado, es la cantidad de autos que circulan, a pesar de la línea 1, 2 y 3 del tren ligero, el desplazamiento es mayúsculo y el tapatíio sufre y pierde hasta 5 horas, en ir y venir a sus trabajos. La ciudad no fue diseñada para los automóviles, sino para las personas.
En fin, estos son sólo algunos cambios en nuestras costumbres y los que ya hemos vivido demasiado hemos visto cambios drásticos: quién iba a pensar en la llegada del hombre la luna, en la televisión a color, en el video casero, en la televisión por cable, Netflix o en los celulares … ¡un cambio muy grande para los viejos! … ahora, un niño nacido hace una década es todo un maestro en el manejo de ellos y el colmo … ¡la guerra al instante!
La nueva amenaza (ya no es para nosotros) para las generaciones actuales, que ya no tendrán el placer de tomar un fresco tejuino y desayunar en cualquier esquina atole con gorditas, ahora todo el resuelven el Oxxo, un gansito y una Coca Cola. Tomar una malteada en nuestro tiempo era todo un acontecimiento, una nieve tres marías, ya no hay, ahora es puro Bing.
Los que antes disfrutaban en el parque del barrio se han perdido: el señor del turrón, el de las jícamas, el de las manzanas envinadas, duro con salsita … ¡pura delicia dominical!
Ahora hay más golosinas, pero a toda hora. Y que decir de las fiestas, antes eran programadas dos o 3 bailes anuales de etiqueta y con orquesta … ahora es pura ruido … a la honorable cantina, le suman el ruido y hora es antro.
A las caravanas de artistas que se presentaban en el progreso, ahora es en el Telmex … bueno en su salud lo hallarán.
Antes en cada barrio se escuchaban de 2 a 5 pianos en diferentes casas, era una disciplina para las señoritas, ahora puro ruidero.
Dicen que el "tiempo pasado fue mejor" lo constato porque lo he vivido, antes vivíamos ahora sobrevivimos, ya no hay tiempo para nada ni para la familia, ni los amigos … nada, solo comercio e ir a misa para mantener el músculo católico en actividad.
Estos recuerdos, al final de la carrera sólo es un esbozo, la experiencia ha sido inolvidable … ¡los cambios un desastre!
Tu lugar de nacencia es tu barrio, en él aprendes de la familia y de tu entorno. Desde niño iba a San Antonio acompañado a misa mi mamá, primero éramos pocos y al final, casi éramos como un equipo de fútbol y si mal no recuerdo, yo no me daba cuenta, solo sabía que cuando nos llevaban de visita con la tía, al volver a casa, ya había un hermanito nuevo … la mente infantil de mis tiempos no estaba deteriorada.
¡Todo era natural, bajo la mirada del temor de Dios! … en la escuela siempre había un confesor y una asistencia a misa obligatoria el sábado con uniforme de gala. Y así vivíamos, trabajaban, estudiábamos y nos divertíamos, siempre bajo la mirada de Dios. Él ha estado presente en cada paso de la vida, en cada aprendizaje, en cada caída, pero siempre bajo su mirada. Esta costumbre o convicción ha sido el escudo, nos ha servido para no cruzar las líneas rojas del pecado. No que no seamos pecadores, pero hay líneas que no se deben cruzar como avivar la pérdida de fe, no cumplir con los preceptos. Toda mi vida ha estado presente Dios y si alguna vez tuve dudas, no me acuerdo, porque me enseñaron a repudiar las lecturas, comentarios u otros medios, que despreciaban a Dios.
Nuestra grande batalla en la adolescencia era entre el pecado consciente y sus consecuencias … así que, mejor nos hicimos "ciegos, sordos, mancos y cojos" que darles la mínima pizca de razón.
A estas alturas, las tormentas de la madurez han pasado. Los hijos han ido, pero van y vienen. No, nos avergonzamos de ellos, ni ellos de nosotros … ha sido un largo viaje y Dios ya nos tiene una sorpresa al fin de la carrera.
¿Qué creen? … un pedacito de su amor en el Cielo, el cual no es una parte, sino todo.
¡Feliz viaje!