LO QUE NO QUEREMOS SABER DE TRUMP
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El 5 de noviembre de 2024 el mundo se paralizó por unos instantes. Parecía que se libraba una gran batalla entre el bien y el mal; entre el progresismo y el "conservadurismo"; una guerra sin cuartel entre la izquierda liberal y la "ultraderecha"; la cultura woke vs. el tradicionalismo; el avance de la Agenda 2030 o su retroceso…
Los medios de comunicación y las encuestas "predecían" una elección muy cerrada entre Donald Trump -un candidato outsider- y una candidata impresentable como Kamala Harris. Era el guion perfecto para una gran puesta en escena al estilo de Hollywood: por un lado, una considerable parte del mundo -a la que llamaremos de "derecha"- esperanzada en la vuelta al poder de una figura que prometía ser el restaurador del orden y que fungiría como un muro de contención contra el avance de la Agenda 2030. Y en la contraparte, la ola de la élite de izquierda promotora del feminismo, ecologismo y la cultura de la muerte que amenazaba con arrasar y avanzar más rápido con sus planes. Una batalla, que, al final, terminó con un claro "triunfo" a favor de la "ultraderecha" y un proceso muy suave de transmisión del poder.
Pero… ¿En realidad ganó la "derecha"? ¿En verdad podemos asegurar que ganó el tema provida y se acabó el wokismo? ¿Será cierto que, para nosotros los católicos, es un respiro la victoria de Trump? ¿Acaso la Agenda 2030 ya quedó abolida y sin efecto? ¿Viviremos en un periodo de paz?
En primer lugar, debemos entender quién es Donald Trump y cómo llegó a ocupar el Despacho Oval por segunda ocasión:
El ahora presidente de los Estados Unidos es un multimillonario y un showman. Es un empresario cuya herencia familiar ha crecido gracias a su sagacidad para negociar, pero también con su habilidad para las relaciones públicas con figuras políticas y del entretenimiento -algunas de ellas muy controversiales- y el pago de "favores".
Como, por ejemplo, aunque usted no lo crea, Trump donó 6 mil dólares para las dos campañas de Kamala Harris en 2011 y 2013 cuando buscaba ser fiscal general de California, y luego reelegirse por otro periodo. Asimismo, tal como lo señala el Diario Milenio, citando al Washington Post, su hija Ivanka Trump, donó 2 mil dólares más en 2014. Curiosamente, estas contribuciones se dieron justo cuando una empresa de Trump enfrentaba una demanda colectiva por fraude en California. El desenlace es obvio: Kamala nunca abrió una investigación.
Por otra parte, no olvidemos que Donald Trump era reconocido amigo de Jeffrey Epstein (sobre todo en la década de los 90), personaje famoso por ser acusado de dirigir una red de tráfico sexual de menores y sus polémicas "fiestas" en su isla privada en las Islas Vírgenes, lugar a donde acudían políticos como Bill Clinton y el príncipe Andrés del Reino Unido, entre otras figuras mediáticas, según la información encontrada en la residencia de Epstein en Palm Beach.
Entonces, ¿Trump es realmente un outsider? Es decir, ¿una figura anti política?
Donald Trump siempre ha estado cerca de la élite política y financiera, de otra manera, no pudiéramos entender su exitosa irrupción en la vida política de su país, ni tampoco, cómo es que una figura, sí, con poder económico, pero sin carrera política o sin algún puesto público, llegó a ocupar el puesto más importante.
Hombre de cambios
Como hombre de negocios, las decisiones de Trump se mueven conforme a sus intereses y según el contexto. El ahora líder del Partido Republicano formó parte del Partido Demócrata en Nueva York de 2001 al 2009, de acuerdo con registros de la Junta Electoral de NY. Lo curioso, es que fue justo durante el periodo de gobierno del republicano George W. Bush, quien ahora pareciera estar detrás de no pocos puestos claves en el gabinete actual de Donald Trump, empezando por la jefa de gabinete, Susie Wiles, estratega de campañas republicanas de Florida y el otrora senador, Marco Rubio.
En otros temas relacionados con la Agenda 2030, la salida del Acuerdo de París – por segunda vez- y abandonar el ecologismo, ¿no serán decisiones encaminadas a fortalecer los tradicionales negocios petroleros de la familia Bush?
Una de las banderas que lo llevó a la Casa Blanca en su primera elección (2017-2021), fue su postura antiaborto. Pero ¿fue por convicción personal? ¿siempre había pensado así?
En una entrevista para NBC News en 1999, Trump se dijo partidario de la libertad de elección en ese tema. Años después, en 2011 se dijo pro-vida frente a un público de "derecha" en un evento de la Conferencia de Acción Política Conservadora. Pero ahora en su segunda campaña, su postura dio un giro inesperado para muchos… fue más laxa, ¿por qué?
Durante 2024 repitió en varias ocasiones que la decisión de prohibir el aborto quedaría en manos de cada estado. Aunque debemos aceptar que ha cortado los fondos a asociaciones como Planned Parenthood o USAID, si la postura fuera realmente pro-vida, impulsaría prohibiciones al aborto a nivel nacional desde la concepción, no hasta la semana 3 o 4, etc.
Otro ejemplo de "pragmatismo" lo podemos ver en lo que respecta a la ideología de género. Durante 19 años (1996-2015) fue copropietario de los certámenes de belleza Miss Universo y Miss USA. En varias ocasiones, Trump se mostró a favor de la participación de mujeres transgénero en el concurso de belleza más importante a nivel mundial. No obstante, para su primera y segunda campaña presidencial, cambió totalmente y prohibió la participación de transgénero en el ejército de EU. Se aplaude el cambio, pero ¿por qué habrá sido?
Llama la atención que ahora, en su segundo mandato, ha restringido las cirugías de transición de género y el acceso a terapias de transición en menores de 19 años. Entonces, ¿No las ha prohibido? A pesar de que la orden ejecutiva firmada por Trump obliga al Departamento de Justicia a oponerse a estas cirugías, deja entreabierta la puerta para los mayores de edad que deseen hacerlo.
Otra cosa que no queremos saber de Trump es su estrecha relación con Elon Musk, uno de sus principales donantes durante la campaña presidencial pasada. Elon Musk es impulsor del Transhumanismo -clave en la cuarta Revolución Industrial de la Agenda 2030- a través de proyectos como Neuralink (fundada en 2016), empresa que utiliza tecnología para desarrollar interfaces entre el cerebro humano y una computadora. Su cercanía y apariciones públicas a un lado de Donald Trump pueden explicarse perfectamente después de los más de 250 millones de dólares que el exdueño de PayPal le inyectó a la campaña de Trump. El también propietario de Starlink y de la red social X, es uno de los dirigentes del Departamento de Eficiencia Gubernamental, que, en días recientes, tuvo acceso a datos "sensibles" de funcionarios del Depto. del Tesoro. ¿Por qué le estará dando tanto poder?
Hay otro punto que llama la atención: la relación Meta - Donald Trump. Y es que, en enero de 2021, luego de los sucesos en el Capitolio tras el accidentado proceso electoral con Joe Biden, Marck Zuckerberg y su plataforma Meta, cerraron las cuentas del magnate. Trump lanzó su propia red social Truth Social y le "declaró" la guerra a Marck Zuckerberg. Pocos años después, parece que son un hecho la "reconciliación" y la colaboración entre Trump y una de las mayores bases de datos a nivel mundial. El creador de Facebook lanzó un guiño a Trump después del atentado en julio de 2024 y fue en noviembre del mismo año, cuando Zuckerberg sostuvo una reunión en privado con Trump en su residencia de Mar-a-Lago. Como resultado, Meta donó cerca de un millón de dólares al fondo de investidura del presidente electo, que se usa para pagar eventos y actividades relacionadas a la toma de posesión del nuevo presidente.
Como dato: en la ceremonia de investidura de Donald Trump estuvieron presentes Marck Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y por supuesto, Elon Musk.
Llama la atención que estos personajes ahora sean sus aliados ¿No será que nos están llevando al punto medio de las cosas? Aborto no, pero sí hasta las 12 semanas; cirugías transgénero no, pero solo hasta los 19 años…; cultura woke no, pero sí Transhumanismo; Agenda 2030 no, pero Agenda 2045 sí.
A estas alturas, deberíamos de preguntarnos si Trump es católico, cristiano, protestante…
Aquí van algunos datos que no queremos saber de Trump:
En este sentido, Donald Trump ha sido muy claro en su posición. Como muestra, una de las primeras acciones que realizó después de su victoria en 2017, fue una visita privada al Muro de los Lamentos portando la kipá -gorro utilizado por los judíos-. Es el primer presidente norteamericano en hacer una visita de tal magnitud. Antes, en un evento público reiteró el apoyo de EU a Israel.
Un mes antes de las elecciones de 2024, Trump hizo una visita el 7 de octubre de 2024 a la tumba del rabino Schneerson en un cementerio judío ubicado en Nueva York, en conmemoración de los ataques de Hamás un año antes. Se volvió a colocar el kipá, depositó unas monedas en una caja, según la costumbre y pronunció varios rezos hebreos. El 7 de octubre es una fecha especial para la comunidad judía, pues es el primer día del calendario hebreo y el día en que, según la tradición, se creó el mundo.
Durante su última campaña, Trump asistió a varios eventos enfocados a la "lucha contra el antisemitismo" y organizadas por agrupaciones judeo-estadounidenses, donde aseguró que "esta marea de intolerancia y odio antisemita a favor de Hamás será revertida", tras los conflictos armados en la Franja de Gaza.
Marco Rubio, el secretario de Estado, es miembro del Comité de Asuntos Públicos de Israel (AIPAC) en EU. Se trata de un lobby sionista que presiona para mantener el apoyo norteamericano a la causa israelí mediante el cabildeo y colocación de personajes hebreos dentro del Congreso de Estados Unidos. El cargo de Rubio debe dirigir la política exterior de EU, por lo que, con este movimiento, parece que garantiza el apoyo a la causa. Otro movimiento que llama la atención es el nombramiento de una figura abiertamente pro-Israel como embajadora ante la ONU, Elise Stefanik. Curiosamente, trabajó en la administración de George W. Bush.
Si Donald Trump no fuera un convencido pro-israelita, durante su primera administración no hubiera realizado las siguientes acciones:
1.- El reconocimiento de la soberanía israelita sobre los Altos del Golán -territorio auto anexado por Israel en 1981 tras la Guerra de los Seis Días-. Esta zona es clave por muchos factores: por ahí pasa el río Jordán, fuente de agua potable, y también desde el punto de vista militar por tratarse de una meseta que otorga visión sobre el lado sirio.
2.- Mover la embajada de Estados Unidos de la ciudad de Tel Aviv hacia Jerusalén, reconociendo así a la histórica ciudad como la capital israelí.
Ahora, en los inicios de su segundo mandato, Trump ha hecho una declaración conjunta con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para señalar que Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza. Esto, después de sugerir que los palestinos debían salir de la zona y buscar refugio en otros países. Se abre un capítulo más al conflicto en esa región que está lejos de terminar…
Por último, queremos añadir que no estamos descubriendo el hilo negro, ni haciendo grandes revelaciones, solo exponemos una parte de la información que está pública para su consulta. Con Donald Trump, una parte del mundo cantó victoria y sintió aires de esperanza, pero debemos ser prudentes y cautelosos, porque la Agenda va, sigue su camino… tal vez, ya no de manera apresurada, pero ha dado pasos contundentes.
Sin embargo, no perdamos la Fe, no pongamos la Esperanza en figuras terrenales que pudieran cambiar como lo hace el viento o mimetizarse cual camaleones. Empecemos fortaleciendo a nuestras familias, a inculcarles valores y bases sólidas para que el día de mañana, la sociedad católica prospere y Cristo reine por los siglos de los siglos.