¡MIL GRACIAS VIRGEN DE GUADALUPE!

Un favor recibido, desde lo más insignificante hasta un gran milagro, hemos recibido aquéllos que, con fervor, devoción, y confianza nos acercamos a la Virgen de Guadalupe a implorar su auxilio e intervención para que Dios considere nuestras peticiones.

Los mexicanos llevamos tatuados en nuestra identidad que somos Guadalupanos, y soldados elegidos por Dios para servir a su Madre, que, desde que hizo presencia en nuestra tierra, nos gobierna el corazón.

¡Qué gran dicha ser mexicano y ser Guadalupano! ... saber que bajo su manto de estrellas nos ampara, y que su amor sobrenatural nos sostiene ... Así Ella lo expresó cuando dijo ... ¿A caso no estoy yo aquí que soy tu Madre?

Hemos sido los elegidos desde la Conquista para ser conquistados por Ella, desde que en el cerro del Tepeyac eligió a Juan Diego como emisor de su mensaje, hasta ahora, cuando miles de mexicanos año con año visitan su recinto con gran ilusión de verla en el Ayate y, sobre todo, cada 12 de diciembre que con gran espíritu de júbilo celebramos que está con nosotros.

De todos los rincones de nuestra nación la visitan familias o comunidades enteras que se organizan para ir en procesión y caminan durante días para alabarla, pedir su auxilio o agradecerle. Así lo manifiestan danzantes con sus peculiares indumentarias y bailes, devotos rezando su Santo Rosario, familias ofreciendo sus cantos y sus flores, peregrinos ofreciendo su cansancio y así miles de mexicanos unidos por una sola razón: La Santísima Virgen de Guadalupe

¿Qué tendremos los mexicanos para que la Madre de Dios pusiera su mirada en nosotros?

Esto es lo que tendríamos que reflexionar, ahora que esta cerca está fecha tan especial, y así poder corresponderle a su gran amor de Madre, desde lo profundo del corazón, y estar atentos y vigilantes en estos tiempos socialmente complejos para no caer en debilidades, conscientes que somos inmerecedores de tal privilegio.

¡Qué gran dicha ser mexicano y ser Guadalupano!