¡RETÍRATE A TIEMPO!

22.04.2025

En los últimos días, que salimos de casa para asistir a las celebraciones religiosas, nos topamos con algunas escenas que contrastaron con los sentimientos piadosos de dolor y alegría por la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Al andar por las calles, vimos con tristeza y preocupación, a jóvenes del mismo sexo caminando de la mano o, por lo menos, muy coquetos; otros, en cambio, refrenaban sus emociones, pero, aun en los gestos más discretos, evidenciaban su "amor secreto".

¿En verdad es amor lo que une a estas parejas"?... No se confundan: ¡no es amor!

Aun los más ingenuos, despistados, mal informados o poco entendidos en la materia, deben saber que la atracción entre personas del mismo sexo es una simpatía desordenada, un gusto mal sano, una atracción equivocada, una preferencia mal orientada, un sentimiento malicioso, una inclinación pecaminosa, una práctica torpe, una conducta antinatural, un comportamiento mal visto por la sociedad de buenas costumbres, una caída moral que te postra, una pasión no controlada, un vicio que te esclaviza y no te deja levantar, una adicción que te arrastra ansiosamente a un placer prohibido… Es una falta tan grave, que el mismo Cristo Nuestro Señor, el más sabio y bondadoso de los hombres, ¡porque es Dios!, condenó a quienes practiquen este nefando vicio consciente y voluntariamente. No en vano a este pecado se le ha llamado "torpe" (impúdico), porque es antinatural y ofende a la propia naturaleza humana. Si el hombre es racional y debe guiarse por la razón, pues ésta dice que dichos actos son irracionales y, por lo tanto, denigran al hombre.

No se confundan las propias víctimas de esta torcida inclinación ni los "profesionales" que las tratan: la relación sentimental o sexual con los del mismo sexo no es normal; es una enfermedad o parafilia que debe corregirse pues se trata de una debilidad o malicia de la voluntad, y debe corregirse; y debe sanarse si se trata de una fallida auto percepción, trauma, vacío, necesidad, venganza o desviación emocional.

Niño (a), chico (a), hombre o mujer, ¡rompe de inmediato con esa amistad peligrosa! Evita con él o ella, visitas o paseos frecuentes, confidencias, familiaridades, porque, tarde o temprano, puedes caer en las redes de un vicio que quizá resulte incurable, a menos que la Misericordia divina intervenga.

El milagro de la Resurrección nos recuerda el poder de Cristo. Por Cristo, ¡existen los milagros!... ¡Retírate a tiempo!