SALTILLO ACOSADO POR EL ODIO
En la última década, se ha recrudecido el odio de algunas personas tóxicas en contra de la Iglesia Católica. La forma más común de extremar este odio, es tratando de destruir las esculturas de los Santos que se cobijan en los templos.
Resulta que el 19 de febrero pasado, un hombre intoxicado por las drogas, destruyó el nicho del Santo Sepulcro, la Divina Providencia, el Sagrado Corazón y del patrono del lugar, San Judas Tadeo.
Este drogadicto se dio gusto de destruir los símbolos de la fe de la ciudad de Saltillo, causando daños irreversibles.
¿Qué origina todo esto? … Resulta que la nueva política ha extendido su odio a la población. Han difamado a la Iglesia, a sus Prelados y a sus seguidores, por el simple hecho de creer.
Si fueran ateos de corazón, no perderían su tiempo haciendo infiernitos contra lo que dicen no creer.
Si fueran inteligentes, respetarían la conciencia del pueblo. Pero ¡no! … está destrucción está promovida por el odio, porque no es la idea la que combaten, sino al pueblo, que la profesa.
Estos ateos siguen consignas diabólicas surgidas de las ideologías anticristianas. No les basta no creer, sino que promueven personalmente la destrucción de lo que no creen cuando, son ellos el verdadero opio del pueblo.
Esta desviación psicológica es la que aprovechan los líderes antirreligiosos para hacerse notar en una sociedad.
Por nuestra parte, condenamos estos atropellos ateos y exigimos castigo y reparación de estos actos. Ya que, los templos son patrimonio heredado de nuestros ancestros y contribución de muchos de nuestras sociedades, aunque fieles, Prelados y edificaciones religiosas somos la Iglesia.