LA INTEGRIDAD

Cualidades versus Virtudes
LA INTEGRIDAD

Vamos a hablar en esta ocasión de una virtud que marca la vida y las acciones de una persona, y que comprende a un sinnúmero de cualidades que disponen al hombre o la mujer a hacer lo correcto, y que consideran bueno para ellos, sin afectar los intereses de otros individuos.

Integridad se traduce como honradez, honestidad, respeto por los demás, corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en las acciones rectas.

Esta palabra "Integridad", proviene del latín, y se deriva del adjetivo <integer> (intacto). Es la pureza original sin contacto ni contaminación.

Existen varios tipos de Integridad: la Integridad Moral, que se reconoce como una cualidad humana, que le da a quien la posee la autoridad para decidir y resolver por sí misma, cuestiones vinculadas a su propio accionar. Está también aceptada como un concepto de orden jurídico, y las Constituciones vigentes lo consagran como un derecho fundamental.

Por otro lado, la Integridad Personal, que permite reconocer las actividades y aptitudes de diferentes campos del saber de una persona íntegra, abarca toda la actividad humana. Es así que hablamos de integridad física, espiritual, artística, psicológica, técnica, sexual, académica, jurídica, heroica, etc., porque cada actividad tiene un nivel ideal o arquetípico que habla de la dimensión perfectiva del concepto de integridad.

Se puede decir que una persona íntegra es aquélla que reúne un sinnúmero de cualidades, todas ellas regidas por el Código Moral universal, y que siempre hace lo correcto, procurando evitar herir los sentimientos de otras personas.

Integridad es retomar el camino de la verdad, hacer lo correcto, por las razones correctas y del modo correcto.

En el aspecto espiritual, la Integridad es reconocer que la herencia del pecado sea expuesta a la luz. Nadie que no esté dispuesto a exponerse ante Dios, puede ser íntegro. "Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y escondíme" (Gén. 3:10).

La Integridad es ordenada a partir de la decisión personal de actuar según disposiciones divinas; sólo puede ser íntegro quien esté dispuesto a honrar a Dios a través de sus actos. La razón básica de que no podemos ser realmente íntegros se debe a que muy pocos han decidido tener a Dios en su vida.

La Integridad tiene qué ver con la perfección. En San Mateo 5:48, Jesús nos exhorta: "Sed, pues vosotros perfectos, como nuestro Padre celestial es perfecto". Estas palabras, que pudieran parecer una hipérbole divina, hay que referirlas al contexto porque el tema en cuestión es el Amor. He ahí la clave de la Integridad.

El que ama a Dios sobre todas las cosas, ama a su prójimo como a sí mismo, y cumple con el mandamiento es que es el mayor de todos: el Mandamiento del Amor.

Para llegar a ser una persona íntegra, hay que imitar y amar a Dios, porque Dios es el Ser Integérrimo (Integrísimo) y es, en esencia, Amor.

SAPIENTIA LDI

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