LA SEMANA SANTA

LA SEMANA SANTA

Hay muchos que se preguntarán, ¿por qué que santificar la Semana Santa? … El silencio, la oración y la reflexión sobre la Pasión del Señor nos dan la respuesta.

En nuestro tiempo (el presente), el espíritu se encuentra fatigado por el desuso del músculo del pensamiento … ¡qué flojera "pensar y pensar" en esas cosas! … nos referimos a pensar, orar, meditar y contemplar los misterios de la Pasión del Señor. Pues, no hay otro tema más importante y trascendente para nuestra salud espiritual y corporal, y por eso, es necesario sumergirnos en el misterio de la celebración de la Semana Mayor para encontrar el sentido a la vida.

Primero … ¿soy lo que Dios ha decidido hacer con mi ser? … Nos ubicó en el tiempo para compartir su beatitud con nosotros, pero por el pecado perdimos su amistad y fue de tal magnitud la ofensa que no tenía remedio nuestro destino eterno. Pero su bondad trinitaria consideró nuestro rescate y Jesús, la Palabra, se ofreció como garante.

Por esta misión tuvo que revestirse de carne, ser como cualquiera de nosotros, sentir, ver oír y amar como nosotros, su criatura dotada de libertad.

Y así, se encarnó en el tiempo, para ser como uno de nosotros. Durante 30 años estuvo sujeto a sus padres, la Virgen María y San José, pero llegó su tiempo y se echó sobre su espalda la loza de nuestros pecados.

¿Y por qué lo hizo? … Para rescatarnos y darnos el destino que el Padre quería para nosotros y ese destino es la vida eterna, en el mundo de beatitud, donde radica la Santísima Trinidad. Nos damos cuenta de que Dios es amor, por eso, nos engendró, por eso la Pasión de la Segunda Persona encarnada, que es lo que recordamos en la Semana Santa.

Y lo hizo por amor: por ti, por mí, por todos nosotros se lanzó al rescate sin medir las consecuencias, pero Él libremente lo aceptó y le costó el martirio de su naturaleza humana. Como Hombre sufrió su espíritu. … Siendo Dios, bajó del Cielo, se hizo carne y sufrió por nuestros pecados … ¡Eso no es poca cosa! … Que un Dios baje del Cielo, y sufra y muera por mis vicios y pecados … definitivamente es difícil de creer … ¡He aquí, el misterio! … Porque Él, siendo pura santidad, recibe el castigo que merecíamos, sólo por amor … ¿lo entendéis? … Por eso, hay que santificar la Semana Santa, con estos pensamientos para auto rescatarnos de nuestra indolencia y falta de fe.

Y reconocer al fin, el verdadero sentido de la Semana Santa. Es la memoria de un Dios-Hombre que fue crucificado por mis pecados y que nos rescató del averno y de la nada.

¡Señor! … haz que esta Semana Santa, sufra un poquito de lo que me corresponde y cargue mi cruz por un momento.

        Amén.