Aprovechando la cuarentena, sugerimos a todas las familias que se encuentran recluidas en sus hogares, que lejos de espantarse por la situación de la emergencia nacional, aprovechen el momento para "conocerse" más en el núcleo familiar, ya que el tráfago de la vida diaria nos ha alejado del trato con los que más amamos.

Conocen más a nuestros hijos los profesores de las escuelas y los cuidadores de las guarderías que nosotros mismos. Sólo los vemos a la hora de ir a la escuela o a la guardería, y a la hora de cenar, con las limitantes de la disciplina familiar: "lávate los dientes, báñate, ¿ya hiciste la tarea?, ¿ya arreglaste tu closet?...etc...etc.

Aprovechemos este momento de integración familiar y vayamos más allá de los mandatos. Preocupémonos de sus inquietudes, de sus sentimientos, pero sobre todo de su alma, de su espíritu. Sondeemos en lo profundo, pero estemos preparados con las respuestas correctas.

A los bebés, estréchalos contra tu pecho y cántales una canción, muéstrales tu rostro para fijarlo en su memoria; a los niños pequeños háblales como a niños grandes y a los grandes como a pequeños.

Preocúpate de su sentir, para que no extrañen a sus compañeros y amigos, y trata de ganarte su corazón. Al esposo o esposa, háblale como en los días del noviazgo, haciéndole partícipe de tus anhelos, dudas y proyectos. Comparte el alma y fúndanse en una sola.

La familia en la actualidad está alejada de la relación personal por el trabajo, por el Smartphone y por los amigos de su entorno, etc. Es el momento de acortar distancias, de acabar con la relación virtual en que vivimos; hablemos con palabras completas, sin onomatopeyas o apócopes, lenguaje tan común en la actualidad.

Sobre todo, recen en familia, expliquen a los pequeños la grandeza del Creador, de su Padre que está en el Cielo, del amor a nuestra Madre Santísima, y acércalos a la intimidad divina. ¡Familia que reza unida, permanece unida!

Bendigan el diario vivir, aléjense de la murmuración y bendigan al final a la pandemia que los acerca y les tocó vivir.