NEZAHUALCÓYOTL
NEZAHUALCÓYOTL Y SUS BELLOS POEMAS
"En la casa de las pinturas comienza a cantar, ensaya el canto, derrama flores, alegra el canto. Resuena el canto, los cascabeles se hacen oír, a ellos responden nuestras sonajas floridas. Derrama flores, alegra el canto. Sobre las flores canta el hermoso faisán, su canto despliega en el interior de las aguas. A él responden varios pájaros rojos, el hermoso pájaro rojo bellamente canta. Libro de pinturas es tu corazón, has venido a cantar, haces resonar tus tambores, tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera, alegras a las gentes."
-NEZAHUALCÓYOTL
Los antiguos mexicanos pensaban que la poesía era lo único que realmente los acercaba a la divinidad y lo único que podía transmutarlos en parte de la esencia divina, única posibilidad de asegurar la existencia para siempre.
La poesía desarrollaba y profundizaba en una definición: "flor y canto", lo que le añadía un fundamento estéticofilosófico.
Este fundamento era la respuesta a las preguntas que se hacían los sabios, los tlamatini: ¿qué es la vida?; si somos tan efímeros, ¿de qué manera nos podemos comunicar con los dioses y participar de su inmortalidad?
La respuesta era que a través de la belleza vuelta símbolo, de la flor y de la palabra verdadera: el canto.En la lengua náhuatl, lengua en todo el Anáhuac, no existía el concepto occidental de "arte". Las expresiones artísticas estaban intrínsicamente ligadas a la concepción de la divinidad suprema, entendida como algo abstracto, que no se podía ver ni tocar, pero que era el medio por el cual el Espíritu se expresaba. Este "lenguaje" era entendido como "flor y canto", es decir, la belleza que significa el perfecto equilibrio del mundo material.
La Cuicacalli, la Casa o templo de los cantos y pinturas "es donde se vive lo sagrado, la energía de los dioses por medio de danzas, flores y colores, lo que equivale a decir, a través de la poesía, la belleza y las ciencias del ritmo como símbolos de los númenes que activamente configuran el universo del que esa casa o templo es un reflejo." (Federico Gonzalez)
En todas partes, a lo largo del México (Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba), poesía, canto y danza eran ciencias oficiales, regidas por una institución rigurosamente organizada: el Cuicacalli, o Casas de Canto, donde ingresaban los niños a la edad de 12 años.
Poetas de renombre, músicos y danzantes distinguidos eran los encargados de organizar el Cuicacalli; recibían su paga del rey en persona, siempre atento al buen funcionamiento de las casas de canto.
Existía gran diversidad de profesores: uno componía las obras; otro hacía los arreglos musicales, y otro más se encargaba de integrar los coros y la coreografía.
La función del Cuicacalli iba más allá de ofrecer enseñanza artística; tenía, al igual que el Calmécac, la función básica de transmitir y elaborar la lengua culta. Usaban el verso de dos hemistiquios (así se denomina a la mitad o fragmento de un verso que se mide en métrica como si fuese un verso entero y va separada de la otra mitad por una pausa en la entonación)
Los dos tipos de poesía más importantes eran los teocuícatl (cantos divinos) que exaltaban los dioses, y los yaocuícatl (cantos guerreros) que describían y celebraban la guerra.
Eran los hijos de las clases privilegiadas acudían a los calmecac para aprender a escribir poesía y a los cuicalli que eran casas de canto.
Se considera a Nezahualcóyotl, el rey poeta de Tezcoco, en el siglo XV del México antiguo como uno de los herederos de la antigua tradición tolteca ; en su poesía concibe la vida como la actividad del pincel divino ; y al respecto dice Federico Gonzalez : "Homologar el universo con una casa de pinturas -al igual que aquélla donde se guardaban los códices-, la biblioteca y pinacoteca divina, y al hombre como capaz de recrear el canto universal (ser su bardo o ministro), es una explosión de formas y colores, algo deslumbrante. Es concebir al mundo -y a nuestro paso por la vida- como una permanente obra de arte donde se proyectan indefinidas imágenes cambiantes, igualmente bellas y fantásticas, así estén coloreadas por la dicha o la tristeza, por el florecimiento de la paz o por la dramática batalla cósmica"
Y José Luis Martínez escribe: "...la vida le parece a Nezahualcóyotl semejante a los libros pintados y el Dador de la Vida actúa con los hombres como el tlacuilo que pinta y colorea las figuras para darles vida. Pero, al igual que en los libros, también los hombres van siendo consumidos por el tiempo, nada puede hacerse contra ello, todos pereceremos, de cuatro, en cuatro, y esta vida fingida del libro que la divinidad pinta y borra caprichosamente es nuestra única posibilidad de existencia".
Así el rey poeta nos dice:
Los antiguos mexicanos pensaban que la poesía era lo único que realmente los acercaba a la divinidad y lo único que podía transmutarlos en parte de la esencia divina, única posibilidad de asegurar la existencia para siempre.
La poesía desarrollaba y profundizaba en una definición: "flor y canto", lo que le añadía un fundamento estéticofilosófico.
Este fundamento era la respuesta a las preguntas que se hacían los sabios, los tlamatini: ¿qué es la vida?; si somos tan efímeros, ¿de qué manera nos podemos comunicar con los dioses y participar de su inmortalidad?
La respuesta era que a través de la belleza vuelta símbolo, de la flor y de la palabra verdadera: el canto.En la lengua náhuatl, lengua en todo el Anáhuac, no existía el concepto occidental de "arte". Las expresiones artísticas estaban intrínsicamente ligadas a la concepción de la divinidad suprema, entendida como algo abstracto, que no se podía ver ni tocar, pero que era el medio por el cual el Espíritu se expresaba. Este "lenguaje" era entendido como "flor y canto", es decir, la belleza que significa el perfecto equilibrio del mundo material.
La Cuicacalli, la Casa o templo de los cantos y pinturas "es donde se vive lo sagrado, la energía de los dioses por medio de danzas, flores y colores, lo que equivale a decir, a través de la poesía, la belleza y las ciencias del ritmo como símbolos de los númenes que activamente configuran el universo del que esa casa o templo es un reflejo." (Federico Gonzalez)
En todas partes, a lo largo del México (Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba), poesía, canto y danza eran ciencias oficiales, regidas por una institución rigurosamente organizada: el Cuicacalli, o Casas de Canto, donde ingresaban los niños a la edad de 12 años.
Poetas de renombre, músicos y danzantes distinguidos eran los encargados de organizar el Cuicacalli; recibían su paga del rey en persona, siempre atento al buen funcionamiento de las casas de canto.
Existía gran diversidad de profesores: uno componía las obras; otro hacía los arreglos musicales, y otro más se encargaba de integrar los coros y la coreografía.
La función del Cuicacalli iba más allá de ofrecer enseñanza artística; tenía, al igual que el Calmécac, la función básica de transmitir y elaborar la lengua culta. Usaban el verso de dos hemistiquios (así se denomina a la mitad o fragmento de un verso que se mide en métrica como si fuese un verso entero y va separada de la otra mitad por una pausa en la entonación)
Los dos tipos de poesía más importantes eran los teocuícatl (cantos divinos) que exaltaban los dioses, y los yaocuícatl (cantos guerreros) que describían y celebraban la guerra.
Eran los hijos de las clases privilegiadas acudían a los calmecac para aprender a escribir poesía y a los cuicalli que eran casas de canto.
Se considera a Nezahualcóyotl, el rey poeta de Tezcoco, en el siglo XV del México antiguo como uno de los herederos de la antigua tradición tolteca ; en su poesía concibe la vida como la actividad del pincel divino ; y al respecto dice Federico Gonzalez : "Homologar el universo con una casa de pinturas -al igual que aquélla donde se guardaban los códices-, la biblioteca y pinacoteca divina, y al hombre como capaz de recrear el canto universal (ser su bardo o ministro), es una explosión de formas y colores, algo deslumbrante. Es concebir al mundo -y a nuestro paso por la vida- como una permanente obra de arte donde se proyectan indefinidas imágenes cambiantes, igualmente bellas y fantásticas, así estén coloreadas por la dicha o la tristeza, por el florecimiento de la paz o por la dramática batalla cósmica"
Y José Luis Martínez escribe: "...la vida le parece a Nezahualcóyotl semejante a los libros pintados y el Dador de la Vida actúa con los hombres como el tlacuilo que pinta y colorea las figuras para darles vida. Pero, al igual que en los libros, también los hombres van siendo consumidos por el tiempo, nada puede hacerse contra ello, todos pereceremos, de cuatro, en cuatro, y esta vida fingida del libro que la divinidad pinta y borra caprichosamente es nuestra única posibilidad de existencia".
Así el rey poeta nos dice: