¡NO TEMAS SER MADRE!

¡NO TEMAS SER MADRE!

Por más que en más de seis mil años la humanidad entera ha cantado la gloria de una nueva vida y el mérito de cada mujer que amorosamente ha aceptado el don de la maternidad, hoy, por desgracia, ideologías anticristianas han hecho estragos en el corazón de muchas jóvenes.

Desde mediados del siglo XX, el feminismo y los grupos proaborto, deslumbraron a las mujeres con las banderas de su propia libertad y sus derechos individuales, con el fin de que pensaran más en su propia "realización", que en formar una familia con hijos. La "realización" personal debía entenderse como el terminar una carrera universitaria, trabajar, viajar, escalar cargos en búsqueda del mayor dinero posible y un estatus social, empresarial o político, que le diera acceso al poder, a la fama o al menos, a influir en la sociedad. Claro que en esa "realización" personal estaba implícito el llevar una vida sexual a placer, por lo que el noviazgo cristiano (sin relaciones sexuales) y el matrimonio cristiano (abierto a los hijos que Dios mande), y la respectiva fidelidad entre los cónyuges, ya no les resultaba atractivo a millones de mujeres; sobre todo a las del primer mundo, tan acostumbradas a las comodidades y a los bienes materiales, y tan alejadas del amor al prójimo, del sacrificio y de la religión en general. Y muchas de las que llegaban a casarse, estaban predeterminadas a concebir sólo a uno o dos hijos, o de plano, ninguno, evitándolos con cualquier método anticonceptivo de moda.

Fue tanta la propaganda feminista y antinatalista que el sueño de enamorarse, casarse y formar una familia ya no fue para las jóvenes una prioridad; y más tarde, ese sueño lo empezaron a percibir como un estorbo, y luego, como un obstáculo por lo que desde hace lustros hasta la fecha, muchas mujeres temen ser madres y, por desgracia, otras hasta lo aborrecen.

Sin embargo, creemos que nunca podrán desterrar de la mujer, su deseo íntimo de ser madre porque lo lleva en su naturaleza; no sólo en sus genes, sino en las más delicadas fibras de su corazón.

Si hay muchas mujeres que temen o aborrecen la maternidad, seguramente es que vivieron amargas experiencias familiares (y la culpa es de nosotros los padres de familia), o porque son muy libertinas y sólo buscan sexo, pero sin hijos, o quizá porque no habido quien les enseñe, de palabra o por hechos, sobre lo bonito y satisfactorio que es tener hijos para darles todo tu amor y hacer de ellos felices cristianos.

El dar vida a otro ser, no es mérito humano ¡sino divino! El único que da la vida es Quien es la Vida, y esa perfección sólo le pertenece a Dios. Dios Trinitario es la Vida, y nos la comunicó a través de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida".

A las mujeres sólo nos toca hacer lo más fácil: decir "sí"; sí quiero que Dios obre en mí para que, junto a mi esposo, ayudemos a concebir ese nuevo ser y conservar su vida de la manera más plena.

¡Qué pecado las de aquellas mujeres que, enloquecidas por el deslumbrante mundo moderno y por sus propios excesos libertinos, matan a sus hijos en su vientre o (ya nacidos), los arrojan por la ventana por temor a perder su trabajo!

Dios se apiade de la alemana, Katarina Jovanovic y de otras madres homicidas, que nunca tendrán el gozo inmenso de abrazar a sus hijos y, si no se arrepienten, tampoco recibirán el abrazo de Dios.