NOVEDADES INSOSPECHADAS EN CADA "POSADA"

NOVEDADES INSOSPECHADAS EN CADA "POSADA"

¡Qué alegría nos ha producido en esta época prenavideña, el reencuentro con familiares y amigos! Y ¡qué consternación hemos sentido al enterarnos de tantas tragedias por las que han pasado!... Sin duda, "Caras vemos, corazones no sabemos".

Entre los recuerdos bonitos, bromas y risas, también se dibujan en los rostros el asombro y la tristeza por las desgracias vividas en lo personal o en lo familiar. ¡Y nos duele que nuestros amigos hayan o estén pasando por tragos tan amargos, simplemente por eso, porque son nuestros amigos y los queremos.

La pregunta obligada que surge en nuestro interior es: "¿Señor, por qué permites tantos sufrimientos en tus hijos?". Pero, inmediatamente nuestra conciencia se apresura a preguntarnos si Dios provocó en ellos la infelicidad, los divorcios, los adulterios, los múltiples matrimonios y familias, las enfermedades, el abandono, la pobreza, el hastío, la abyección moral, las conductas contra natura, la pérdida de la Fe, etc., etc. ... Y la respuesta es ¡absolutamente no!

Dios no es causa de ningún mal pues resultaría absurdo, ante la realidad de su infinita Perfección. Efectivamente, Dios permite los males que la naturaleza y los propios hombres provocan, pero sólo para usarlos como medio para obtener mayores bienes. Son los hombres la causa de sus males: la propia persona, por sus malas decisiones, u otros hombres provocan males en los demás.

Es una ley, podríamos decir, natural y racional, que cada hombre cosecha lo que siembra, porque la sana Moral nos dice que cada quien somos responsables de nuestros actos cuando decidimos sabiendo y queriendo lo que hacemos.

Así que, ¿a quién podríamos culpar de que ahora padezcamos las consecuencias de sentirnos los reyes del mundo, de que podemos hacer y deshacer, de darle rienda suelta a nuestras pasiones, de abusar o explotar a los demás, de robar sin escrúpulo, todo esto impunemente; en fin, de que no necesitamos a Dios en nuestras vidas y de pensar que podemos engañarlo?...

No nos justifiquemos; la debacle moral de nuestras vidas ha provocado el desmoronamiento y postración de nuestras familias y la ruptura - ¡y locura! - del tejido social...

Para este derrumbe personal, SÓLO HAY UNA SOLUCIÓN TOTAL Y PLENA: Arrepentirte y aferrarte a la infinita Misericordia de Dios, encarnada en Cristo Nuestro Señor.

Sí, ahora todos los pecadores, es decir, todos nosotros, tenemos la posibilidad de valernos de esa única solución, pero por desgracia, no todos la usarán. Sólo los que quieran sanarse, los humildes, los que se arrodillen ante Dios reconociendo su culpa y supliquen misericordia... Sólo los valientes que se atrevan a dejar atrás sus pecados, las ocasiones de pecado (personas, lugares) y rompan de tajo relaciones prohibidas.

¡Salva tu alma, tu vida, tu matrimonio, tu familia, tu Patria!... Qué importa que lleves años sin acercarte a Dios. Confiésate, comulga piadosamente ¡Y RECIBE AL NIÑO DIOS EN TU CORAZÓN EN ESTA NAVIDAD!... Quizá sea la última.

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL