¡AQUELARRE EN LA INAUGURACIÓN! (Olimpiadas París, 2024)

¡AQUELARRE EN LA INAUGURACIÓN!

(Olimpiadas París, 2024)

Estas Olimpiadas han causado una conmoción mundial y los juegos apenas empiezan. La inauguración de los Juegos Olímpicos ha trascendido al deporte y han hecho de este acto inaugural un aquelarre masónico y un escarnio del Cristianismo.

Hace 235 años, en esas mismas calles de París, se vivió otro aquelarre como el presente, pero aquél fue sangriento, iniciando el terror que duró hasta 1789.

Las Olimpiadas de París 2024 han sido un salón de fiestas diabólicas, sin recato, blasfema y ofensiva, y no le pidió nada a la prostituta que adoraron los revolucionarios franceses en Notre Dame como a la "diosa razón".

Ante la indignación mundial, el retiro de patrocinios y la condena universal, los organizadores del evento, y sobre todo, el director artístico de tan blasfema escenificación, tuvieron que pedir perdón tratando de convencer al mundo que "no querían ofender a nadie", que el guion del evento sólo quería resaltar la "tolerancia". Por su parte, los Obispos franceses no le dieron mucha importancia al "escándalo", como diciendo que "no fue para tanto".

Para entender esta actitud por parte de los ministerios religiosos y culturales de Francia, hay que recordar que la Franc-masonería está metida en los huesos de la élite francesa, la intelectualidad y el medio artístico. No es de extrañar que algunos Obispos estén en la nómina de las logias y que la otrora "hija mayor de la Iglesia", haya traicionado a Cristo desde la Revolución Francesa, y que lo que vimos en la inauguración de los Juegos Olímpicos fue un evento pagano, dionisíaco y satánico, perfectamente planificado de punta a punta.

"Imagina", de John Lennon fue el himno de estas Olimpiadas y retrata fielmente el sueño revolucionario de un mundo sin Dios.

La nación más privilegiada de Europa, que fue aplaudida por toda la Cristiandad en el pasado, ahora es una nación blasfema que quiere ser la cultura antagónica del Cristianismo. Hasta los que no comulgan con la Iglesia, se ofendieron porque hirieron no sólo los valores religiosos sino a toda la Civilización Cristiana.

Además, desde el punto de vista artístico, carece de valores y sólo fue una representación de mal gusto, aberrante y con toda la intención de burlarse de la Fe cristiana.

Debemos aclarar que hablamos no del pueblo de Francia sino de su gobierno y ministerios, porque gran parte de la sociedad, gracias a Dios, todavía es temerosa de Él, y no les ha hecho gracia la blasfema inauguración. Tampoco desconocemos que en los últimos tiempos se iban a presentar manifestaciones demoníaco-paganas, donde los liderazgos mundiales se han entregado al satanismo.

A los católicos, sólo nos queda desaprobar públicamente estos intentos de burla hacia Dios y rezar, de rodillas, para que Dios intervenga y castigue a los organizaron este diabólico espectáculo inaugural.