¿PIENSAS U OBEDECES?
¿PIENSAS U OBEDECES?
El riesgo de la pereza mental radica en que vas a hacer lo que otros han pensado por ti. ¿Qué quiere decir esto? Simplemente es como con los hijos; si no los educas, otros los educarán por ti. El problema es que, si tú los educas, lo haces con amor, comprensión y diligencia... ¡y otros no!
La historia está llena de fenómenos sociales del efecto de esta pereza mental. Cuando alguien piensa y piensa que su pensamiento es digno de ser compartido, lo expresa y los perezosos mentales lo adopten como propio... ¡Así se crean los movimientos sociales!
... Es tan cómodo que otros piensen por mí, sobre todo, que no somos -en apariencia- responsables de nuestras ideas y pensamientos... ¡Nos transformamos en borregos!... que seguimos al pastor porque es más fácil y placentero seguir en el redil y que nos manejen con ladridos de perro y con silbidos.
Los que piensan son los líderes, y los no pensantes son la tropa que se lanza a la batalla. El único premio de los perezosos mentales es el botín y el despojo; el líder se queda con el territorio.
Así es la vida y en el campo de las ideas, el que piensa, puede cambiar al mundo para bien o para mal. El que otros piensen por mí no está del todo mal; el mal está en la ética del pensamiento ajeno.
Qué lejos están los tiempos en que la persona era educada para pensar por sí misma. Nos enseñaban Lógica y Ética. Éstas eran las armas para combatir en la vida; con ellas no eras presa de los "ismos" y cada persona era una noria inagotable de agua clara.
Ahora, el pensamiento se compra y se vende; el que tenga más dinero o marketing, tendrá más adeptos a su pensamiento.
¿Cómo es posible que una mente humana tenga en jaque al mundo sólo con el pensamiento y el dinero?
El dinero muchas veces te hace claudicar de tus valores, y por conveniencia te sumas al que paga. Y el resultado de esta compraventa es una traición para los valores y las verdades perennes. ¡Te vendiste al mejor postor y ahora piensas como piensan todos los que fueron comprados!
Para que este negocio del "lavado de cerebro" se lleve a cabo, se requiere "quitarle las telarañas" a tu pensamiento y cambiar el "chip", o sea, una renuncia voluntaria a los valores adquiridos en la familia y la tradición... ¡Todo por dinero!
La fuerza de las ideologías no es por convencimiento, es por mercancía adquirida por pereza mental y por ambición.
¿Tú qué piensas?... ¿Que tus pensamientos son tuyos o que fueron adquiridos en una compraventa de voluntades?
En este tiempo... hay que tener conciencia ¿Piensas por tí mismo o piensas lo que pienso es ajeno?...
¡Es tiempo de despertar para pensar por ti mismo y no ser un remedo de la libertad ajena!
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL