"POLIAMOROSOS": ¡QUE MAL CHISTE!

"POLIAMOROSOS": ¡QUE MAL CHISTE!

Hace poco, un marido le decía a su esposa que estaba muy enamorado de ella pero que quería vivir su matrimonio como una "relación poliamorosa", porque también amaba a otra mujer. Y como el "santo" esposo no quería vivir "ilícitamente" con infidelidades (como por desgracia viven muchas parejas, argumentaba el marido), prefería ser "poliamoroso" con el consentimiento de su esposa.

¡Increíble!... ¡El mundo de cabeza!...

Parecería inútil escribir sobre lo que el sentido común y una conciencia limpia nos diría de inmediato ante tal novedad: que los esposos se deben fidelidad y que la unión es de uno con una. Pero, en vista de que la moral moderna es una verdadera torre de babel, donde muchos adultos han perdido la sensatez y los jóvenes están vueltos locos creyendo que lo malo es bueno y lo bueno, malo, es que nos hemos decidido a recordar las bases de la moral universal.

La moral universal es aquélla que se fundamenta en la naturaleza humana, es razonable y eterna, por lo que obliga a todos los hombres de todos los tiempos y lugares, a hacer el bien y a evitar el mal. Sobre todo desde la antigüedad clásica, los mejores pensadores la dejaron establecida y fue la doctrina cristiana que perfeccionó la moral humana para sublimarla con la Caridad y encauzarla hacia el fin último del hombre.

Dentro de las páginas de esta moral universal estable y permanente, existe el capítulo dedicado a la Moral Familiar en donde se habla de la conducta que deben seguir los esposos, los padres, los hijos y hasta la servidumbre.

Los cónyuges, al optar libremente por el Matrimonio, se comprometen a amarse, respetando los dos principios fundamentales de unidad y de indisolubilidad. Sólo así puede darse la fidelidad entre ambos: uno con una, hasta que la muerte los separe.

El Decálogo que Dios otorgó a Moisés -aunque arbitrariamente modificado por el ingrato pueblo hebreo-, fue regenerado a su prístino origen cuando, el mismo Dios Encarnado, N.S. Jesucristo, recordó que "Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre".

Sólo la estulticia puede hacer imaginar que sería lícita la poligamia, permitiendo al esposo cohabitar simultáneamente con otra o más mujeres… Ahora resulta que tan nefanda malicia pretenden que sea una opción válida para los esposos, y lo peor, que piensen que, compartiendo su amor con terceros, serían felices…

¡Esto es una vil y burda mentira!

Por más que la palabrita "poliamorosos" suene a la infantil caricatura de "ositos cariñositos", es una treta descarada -¡entre las mil que ya existen!-, promovida por la ideología de género para aumentar aún más la confusión y la promiscuidad sexual.

¡Nada de poliamorosos o poliamorosas!...

Esposas y esposos: exijan fidelidad a sus cónyuges, pues en ella está cifrada la unidad, el orden y la felicidad de padres e hijos.