QUIÉN DICEN QUE SOY
¿QUIÉN DICEN QUE SOY?
En el Evangelio de San Mateo, Jesús hace esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?".
En este tiempo tenemos todos en algún momento contestarnos esta pregunta: ¿Quién es el Hijo del Hombre?...
La respuesta a esta interrogante es, sin duda, la que macará nuestra vida y la respuesta nos dará la pauta para conducirnos ante los demás.
¿Quién es Dios, quién es Nuestro Salvador?
Para unos será el Redentor que, por amor al hombre, llegó incluso a la muerte... y una dolorosísima muerte en la Cruz. ¿Será que Él reconcilió al género humano con el Creador? ¿Es Quien pagó el precio de todos los pecados del mundo? Porque siendo la desobediencia una ofensa infinita, era necesario que la deuda se pagara con un precio también infinito. Esto quiere decir que la Sangre d Dios tiene un valor infinito para satisfacer la Justicia Divina, pero... quiso en Su Amor infinito, ofrecer toda Su Sangre como redención de todos los pecados de mundo.
Esta respuesta a "¿Quién dice la gente que Soy"? es de una trascendencia infinita ya que, según sea tu respuesta ante esta pregunta, modelará tu vida eterna ¡que es infinita!
¿Quién da la respuesta correcta? Es, sin duda, un cristiano que tiene la convicción profunda de la trascendencia de la respuesta... y su vida está conformada de acuerdo a esta certeza, o sea, que vivirá como Dios manda, respetando y cumpliendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia; será un ciudadano ejemplar y un padre amoroso con sus hijos, a los que no considera de su propiedad, y entiende que él sólo es un mentor y que están bajo su cuidado, pero que en realidad, pertenecen a Dios. Además, tendrá un sólido dominio de sus pasiones y estarán controladas por la razón y la Gracia. El mejor ciudadano para cualquier nación es un católico convencido que no ha hecho caso de las insinuaciones del demonio y vive conforme a estos principios.
En cambio, quien tiene una idea equivocada de "¿Quién dice la gente que Soy?", estará sometido a la duda sembrada por el diablo y dará bandazos, y estará sujeto a sus pasiones.
El mayor engaño de la serpiente antigua es la de convencer a los Hijos de Dios, de no ser hijos de tal Padre, sino que lo han convencido de ser él su propio dios. Esta "convicción" es muy común en los círculos de poder controlados por la Masonería, que es la institución del diablo, que enfrenta una lucha sin cuartel en contra de la Iglesia Católica, y que sostienen entre otros errores, el Gnosticismo, de corte pseudoracionalista y mágico.
Hay otros que rechazan al Hijo de Dios por ignorancia y la influencia de ideas ateas y racionalistas -que sólo creen lo que los sentidos perciben-, alegan que Dios es un invento de los hombres para controlarlos y consideran a la religión Católica como "El opio de los pueblos". Esta percepción es muy común entre los universitarios ateos.
Hay una percepción más nefasta que las anteriores, y es la del Relativismo, que es un punto de vista que considera que toda verdad ética o moral depende del contexto cultura en el que es considerada y que las costumbres, leyes, ritos y concepciones de bien y del mal no pueden juzgarse según las Leyes de Dios, y rechaza y niega la existencia de verdades absolutas, en cualquier ámbito del conocimiento: "Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira", según el poema de Ramón de Campoamor, que expresa y admite que nada va, que ningún valor tiene cabida.
Y todavía hay otra visión falsa de Dios... Ésta es la visión del soberbio, que reduce "¿Quién dicen que Soy?" al ánimo y conveniencia del que la profesa... y son, sobre todo, no unos ignorantes, sino unos pecadores aficionados al vicio y a su propio yo. Creen en Dios, pero consideran que la Iglesia es un invento humano que sólo está para explotar la mente de los crédulos... pero en el fondo, son tantos sus pecados y su falta de voluntad de renunciar a ellos, que prefieren tener un código de ética y moral, sujeto a su yo, y navegan por la vida creyendo que la misericordia de Dios es infinita y que no vale la pena renunciar a sus vicios, ateniéndose a una visión predestinada de la salvación.
Es el momento de recapitular tu vida y no caer en el engaño. La vida es breve y la eternidad inconmensurable... Vale la pena renunciar al pecado para dar una respuesta correcta a la pregunta "¿Quién dicen que es e Hijo del Hombre?".
"... Y tomando la palabra Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" (Mt. XVI, 13-23).
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL