¿QUIERES TRASCENDER?
¿QUIERES TRASCENDER?
Una de las inquietudes más apremiantes del ser humano es que la persona y sus obras trasciendan. ¿Trascender? … ¿y a dónde?
Resulta, que esta inquietud hace reflexionar al hombre y toma la decisión de dejar huella, es decir, que su nombre y sus logros sean reconocidos más allá de la muerte. El hombre, no quiere el olvido, cree que el olvido es aniquilación, pero es un malentendido de la concepción de la trascendencia.
El hombre guarda en su memoria, que una vez le fue dada la eternidad; pero la desobediencia y la curiosidad hicieron que perdiera su inocencia y el pecado le cerró las puertas del Cielo. Sin embargo, conserva el recuerdo y la tendencia; fuimos hechos para la eternidad, pero acabamos en un ataúd.
A pesar de esta realidad, no se ha dado cuenta de que Dios le conservó la inmortalidad como especie, a través de la herencia. El hombre trasciende a través de su linaje. Su inmortalidad física se conserva a través de los hijos … Aunque no se conservar a su recuerdo, sí algunas de las características de la persona.
Es por eso que del linaje de las grandes familias de la aristocracia nacían árboles genealógicos; escogían a los cónyuges y heredaban sus títulos y fortunas … El asunto era trascender y disfrutar, de tus logros presentes, en el futuro, a través de la herencia. Esto es más o menos, la trascendencia, en la lógica de los que no tenían en cuenta su inmortalidad.
Pero, hay una trascendencia más importante … ¡la herencia del Cielo! … la promesa eterna que rescató Jesús para el hombre caído …. ¡La bienaventuranza eterna!
Esta trascendencia supera en mucho la ambición natural de dejar tus obras y tus hechos en tu descendencia. Más que preocuparnos de tratar de trascender con obras y bienes temporales, trasciende en el espíritu. Hay la promesa que en un futuro, durante la resurrección de la carne; el cuerpo y alma se unirán de nuevo, para siempre, por toda la eternidad … Lo demás, son bagatelas.
¡Prepara tu alma para dejar este legado inmortal!
Los bienes materiales son tan pobres, que dice la Escritura … que el más pobre en el Reino de los Cielos, no se equiparará con la miseria del más rico en este mundo … Es más, pero mucho más rico.
El que se salva, es más rico que Elon Musk, aunque traiga el zapato agujerado.