SABER ESCUCHAR

Cualidades versus Virtudes     SABER ESCUCHAR 

Una de las Virtudes que se han perdido con el paso del tiempo es, sin duda, "el arte de Saber Escuchar".

Ahora la gente no escucha lo que los otros se mueren por decir... Si quieres que te escuchen, tendrías que acudir con un experto, de ésos que cobran una fortuna por hora... el Psicólogo. Esta profesión se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que están velados.

El vocablo <escuchar> significa "poner atención o aplicar el oído para oír -algo o alguien-. Por lo tanto, la acción de escuchar es voluntaria e implica la intención por parte del sujeto, sin más.

¿Por qué somos tan buenos hablando y tan malos escuchando?

Hay una diferencia entre escuchar y oír; dos verbos que, aunque parecidos, guardan muchas diferencias. Según la Real Academia Española, <escuchar> significa en su primera acepción "prestar atención a lo que se oye", mientras que <oír>, en su definición significa "percibir con el oído los sonidos". Para oír, es suficiente el oído sano y un sonido perceptible. En cambio, para escuchar, se necesita premeditación y voluntad.

Saber escuchar es una prueba de respeto. Saber escuchar es estar disponible, estar dispuesto a que interlocutor se sienta acogido y respetado. Escuchar significa atender totalmente a la persona que nos habla, sin interrumpirlo, sin juzgarlo o criticarlo... Implica muchas veces dejar lo que estamos haciendo para prestarle atención o también, ceder la palabra.

Cuando nos escuchan nos sentimos queridos. Prestar atención al escuchar es un gesto de amor, pero sobre todo es una muestra de caballerosidad en los varones y de gentileza en las mujeres.

En un mundo tan complicado como el presente, donde las tinieblas nos mantienen en la incertidumbre, es trascendental que aprendamos a escuchar... la Voz de Dios.

Lo más común es creer que un Dios habló en algún tiempo en el pasado, pero que ahora está en silencio. Sin embargo, mediante la lectura de la Biblia logramos ver que Dios siempre ha anhelado hablar y comunicarse con los hombres. La más elocuentes de Sus Palabras fue su mismísimo Hijo, "la Palabra", "el Verbo", que por su medio nos enseñó lo que el Padre quería: la Verdad, la Buena Nueva. "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los Padres por los Profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo a Quien constituyó heredero de todo y por Quien asimismo hizo el universo" (Hebreos, 1:1).

Si aprendes a escuchar, podrás escuchar a Dios, que siempre habla al corazón del hombre. Una experta en esta sublime práctica de la comunicación con Dios es sin duda, Santa Teresa de Jesús. Hay muchas almas privilegiadas que han escuchado a Dios... pero Santa Teresa de Jesús hizo de sus comunicaciones todo un tratado para escuchar la Voz de Dios, y lo más sorprendente, escuchar y tratar de amistad con Dios. Su definición de oración es la siguiente: "Orar es a mi parecer sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama".

Santa Teresa nos anima a no dejarse entrampar por la propia indignidad, por los propios defectos, porque a medida que la luz de Dios entra en una persona, ve más sus telarañas y su miseria, pero también ve la gran Misericordia de Dios que ha tenido con ella... "Ve que merece el infierno y le castiga con la Gloria". Ésa es la experiencia sobrecogedora de Teresa. La vida no consiste en un esfuerzo más por ser buenos, por competir, por agradar a Dios, sino por amarle.

"Quédate a solas con Él, en ese lugar de ti mismo, escucha y pon toda tu atención y tu presencia esté viva para lo que importa, y ahí, en silencio y soledad de otros intereses y otros amores, amable, tal cual eres, con la verdad de tu vida, "a solas con Aquél que sabemos nos ama".

"Aunque sólo fuera para encontrarnos con nuestros ruidos e incoherencias, ya tendría sentido hacer silencio. Aunque sólo fuera para escuchar preguntas incómodas acerca de lo que hemos hecho o no hemos hecho por los más débiles de la humanidad, ya tendría sentido hacer silencio".

Nunca olvides que "el Silencio es la base de la Escucha" a Dios y a los demás.

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL