SAN IGNACIO Y EL COVID-19
SAN IGNACIO Y EL COVID-19
Aprovechemos la cuaresma y la reclusión "voluntaria" para hacer un alto en el camino y reflexionar qué nos dice Dios al permitir la expansión del COVID-19 por el mundo.
Es sin duda un encierro involuntario ya que "el miedo no anda en burro" y le tenemos pavor a la muerte. Por eso "involuntariamente" estamos en un "encierro cuaresmal". Basta con atender "el signo de los tiempos" y aprovechar la oportunidad para nuestra conversión.
Qué mejor que acudamos a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, que desde 1548, han sido escritos con la intención de tener un acercamiento con Dios, y consisten en un "modo" de examinar la conciencia, de meditar, de razonar, de contemplar; todo modo de preparar y disponer el alma para quitar todas las afecciones desordenadas como los apegos y egoísmos, con el fin de buscar y hacer, con la mayor caridad posible, la Voluntad Divina.
Están diseñados estos ejercicios para durar un mes, aunque existen versiones más cortas para laicos con duración de 3 o 7 o 15 días.
Estos ejercicios los concibió San Ignacio en la experiencia vivida durante 10 meses que estuvo viviendo en Manresa como un ermitaño, y es guiada en dos direcciones: hacia la santidad, contraponiéndola al pecado.
No se escandalicen ante esta idea, que no es una "máquina de convertir", sino un encuentro religioso que producirá un cambio radical en tu vida y asegurarte la eternidad.
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL