¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Si no nos merecemos, como humanidad, la intervención de Dios en nuestra historia... ¡Hágase Su Voluntad!...
Pero cada uno de nosotros, que reconocemos a Dios como nuestro Creador y Sostenedor, roguemos sin descanso, como Abraham rogó a Dios al darle a conocer la destrucción de la ciudad de Sodoma, y supliquémosle que intervenga en los actos que comete el Cabal en contra de la humanidad: la promoción y financiamiento del aborto, el ataque continuo contra su Iglesia, el abuso financiero contra las naciones, el desmantelamiento del orden moral que ha escrito por propia mano desde el Sinaí, el uso y abuso de la tecnología contra los hombres y la destrucción constante de las familias y de las naciones cristianas.
Merecemos lo que nos pasa, Señor, pero somos tus hijos... y aunque reneguemos de Ti... recuerda cuando eras el centro de nuestra existencia, y por Nuestro Señor Jesucristo, y en favor de aquella fidelidad, ¡danos la oportunidad de nuevo de regresar hacia Ti! ... Aunque duela, aunque tengas que aplicar los correctivos.
Aquí está mi espalda para compartir el flagelo que hirió a nuestro Redentor. ¡Ten misericordia de tu pueblo! Frena con tu poder los planes protervos de nuestro enemigo que ha seducido al mundo con las tres tentaciones del desierto.
¡Señor, ten piedad de nosotros!
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL