¡TRANSMITE LA NAVIDAD CON FE!
¡TRANSMITE LA NAVIDAD CON FE!
Ya estamos en plena época decembrina y abundan las casas ausentes de adornos o luces navideños, como si manifestaran indiferencia ante el acontecimiento más extraordinario y feliz que haya sucedido en la historia de la humanidad; o simplemente, esa ausencia se debe a falta de tiempo. No digo que esa ausencia se deba a falta de dinero, porque el más humilde de los fieles, busca el modo de manifestar su alegría con un simple listón o estampa.
Esta indiferencia de los que se dicen cristianos, resulta grave pues, aunque ciertamente no representa necesariamente el nivel de fe o el estado de espiritualidad de las personas que habitan esa casa, sí refleja, al menos, su poco interés o empatía con otros cristianos que aunque sea de manera visible o no tan profundamente, sí demuestran interés por la Navidad, sea por su esencia o por conveniencia.
Si creemos que Nuestro Señor Jesucristo es el Salvador del universo y su Rey, el mundo entero, por lo menos, todos los cristianos, debemos preparar nuestra alma para recordar con gran alegría el Nacimiento del Redentor. ¡Y claro!, manifestando privada y públicamente nuestra Fe para contagiar, a propios y extraños, de vivir con gran Fe, Esperanza y Caridad, el don absolutamente inmerecido de que un Dios se hiciere Hombre, sólo por su gran deseo de redimirnos de la esclavitud del pecado y de abrirnos las puertas del Cielo.
No es que los adornos y foquitos externos equivalgan al Misterio insondable de la Encarnación del Hijo de Dios. ¡No! Las luces y adornos navideños son absolutamente nada ante el infinito amor de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad para tomar la naturaleza humana. Pero, si manifestar externamente la alegría es lo más fácil del mundo y no lo hacemos, pues es menos probable que hagamos lo más difícil: limpiar nuestra alma con la Confesión y Comunión y decidirnos a sepultar los vicios sobreponiendo las virtudes.
Antes, los católicos nos quejábamos por la implantación de una "Navidad light"; ahora, de que esa "Navidad light" se vaya difuminando… ¿Qué quedará en pocos años?... ¿Las cenizas de la Navidad cristiana?...
Católicos, esforcémonos en enseñar a nuestros hijos y nietos cómo se celebra la verdadera Navidad: primero, dando más énfasis a su sentido espiritual, a la necesidad de que Jesús renazca en nuestras almas y, sobre todo, enseñarles que la Navidad más auténtica es la que vivimos en cada Comunión, que Cristo Nuestro Señor es el verdadero Rey del universo, por lo que nos alegramos infinitamente que haya querido encarnarse en el Vientre bendito de la Santísima Virgen para redimirnos en la Cruz…
Recuerda que N. S. Jesucristo quiere la Fe, la Tradición, las sanas y santas costumbres. ¡Feliz Navidad con Fe!