¡VIVA CRISTO REY!

¡VIVA CRISTO REY!

El 11 de enero de 1914, en plena disputa por el poder en México, las facciones se enfrentaban por la ambición del dinero.

Al ver los Obispos de la Patria la caótica situación, decidieron ponerse en las manos del Rey del Universo y consagraron a México a Cristo Rey en el centro geográfico de la nación. Esto no gustó para nada a los ateos, que ya controlaban el poder político en México, y elaboraron con mucho detalle una nueva Constitución atea, del 11 de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917 en el Gran Teatro de Iturbide, hoy Teatro de la República. La Asamblea Constituyente se integró de 219 Diputados y se protestó y firmó el último día de enero. Esta Constitución insistió en la completa separación Iglesia-Estado (Art. 3°), la división de las haciendas en ejidos y la educación laica, entre otros artículos.

El primer monumento a Cristo Rey fue construido por la gente humilde de Silao, Guanajuato, y sólo tenía 9 metros de altura; en sólo cuatro semanas lo edificaron, del 12 de marzo al 9 de abril de 1920.

En 1928 el monumento fue bombardeado por Joaquín Amaro y dinamitado por órdenes de Plutarco Elías Calles, que no aceptaba un poder más grande que el que ya tenía, y en el corazón mismo de la Patria. Nunca entendió el Presidente Calles, el tipo de poder y le pasó lo mismo que a Poncio Pilatos al cuestionar al Hijo de Dios cuando le preguntó que si era Rey y la respuesta fue: "Mi reino no es de este mundo".

Esta confusión se da por no estar abiertos al espíritu para que los ilumine y pensaron que les disputaba el poder terrenal. El Reino de Dios en la tierra es contrario al que concibe el hombre; "El que es mayor de vosotros, que sea vuestro siervo".

El hombre de poder siempre sacará ventaja de sus gobernados y N. S. Jesucristo siempre nos dio ejemplo del verdadero poder entre los cristianos.

La "Ley Calles" incitó a los mexicanos a defender su fe ante la embestida del Gobierno y se produjo la "Guerra Cristera" que causó más de 250,000 muertos, muchos de ellos mártires y santos. Sin quererlo, el General Calles pobló el Cielo de muchos mexicanos que murieron como los antiguos Caballeros, con una Cruz en el pecho, enfrentando al pelotón de fusilamiento al grito de "Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe".

"Es necesario que Cristo reine en la inteligencia, en la voluntad y en el corazón de cada hombre" (S.S. Pío XI, durante la Celebración de los 1600 años del Concilio de Nicea de 1925).

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL